Jeremmy London, cirujano.

Jeremmy London, cirujano.

Salud y Bienestar

Jeremy London, cardiólogo: "En un ataque de pánico, ponerte una bolsa de hielo en la nuca puede ser la salvación"

La técnica que propone el reputado médico no sustituye un tratamiento psicológico, pero puede ser un gran recurso valioso para recuperar el control.

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En España, los ataques de pánico, aquellos episodios repentinos de miedo intenso, son relativamente frecuentes. Llegan a afectar a un 2-3% de la población.

Si en algún momento has sentido que el corazón se te sale del pecho, que te falta el aire, te sudan las manos y piensas que estás a punto de morir, probablemente has vivido un ataque de pánico.

Aunque estos episodios de ansiedad intensa suelen durar solo unos minutos, quienes los han experimentado aseguran que son uno de los momentos más angustiosos que se pueden vivir. Y lo peor es que, cuando ocurren, parecen imposibles de detener.

El reconocido cardiólogo estadounidense Jeremy London ha revelado en sus redes sociales una técnica sencilla y muy eficaz que está dando la vuelta al mundo: el método del hielo. 

"Si estás sufriendo un ataque de pánico, la forma más rápida de romperlo es llenar una bolsa con hielo y ponerla en la parte de atrás del cuello", afirma el doctor, con más de 25 años de experiencia como cirujano cardíaco.

Hielo contra la ansiedad

Parece simple, casi absurdo, pero es realmente efectivo. Esta técnica está basada en una reacción fisiológica muy poderosa: el o con frío extremo genera una respuesta inmediata del sistema nervioso, sacando a la mente del bucle de ansiedad en el que ha entrado.

Según explica London, también puedes colocar el hielo en la parte baja de la espalda, meterte bajo una ducha fría o incluso sumergir la cabeza en agua muy fría, si no tienes hielo a mano.

El objetivo es romper el circuito del pánico y reconectar con el presente a través del cuerpo. Durante un ataque de pánico, el cerebro entra en un estado de alarma máxima.

Se activa el sistema nervioso simpático, el responsable de la respuesta de "lucha o huida", provocando una cascada de síntomas: palpitaciones, respiración agitada, visión borrosa, mareo, sudoración…

"Cuando aplicas frío extremo en una zona estratégica del cuerpo como el cuello, el cerebro se ve obligado a prestar atención al estímulo físico, interrumpiendo el ciclo de pensamientos negativos y ayudando a la persona a volver al aquí y ahora", explica London.

Este tipo de estrategia se conoce como técnica de anclaje, y se utiliza en psicología para devolver al cuerpo a un estado de mayor control y presencia. Es como si le dijeras a tu mente: “Alto. Estamos a salvo. Respira”.

La ansiedad en la población

Se estima que entre el 15% y el 30% de las personas sufrirá al menos un ataque de pánico a lo largo de su vida. Aunque suelen durar entre 10 y 20 minutos, el impacto emocional es duro, y muchas personas temen que les vuelva a ocurrir.

Además, los síntomas suelen confundirse con los de un infarto, lo que aumenta aún más la angustia. “Si nunca has tenido uno y tienes dolor en el pecho y dificultad para respirar, acude a urgencias para descartar un problema cardíaco”, aconsejan los especialistas.

Pero si ya has tenido ataques de pánico antes y reconoces los síntomas, aplicar esta técnica puede marcar la diferencia.

Este truco del doctor London ha sido bien recibido tanto por profesionales de la salud mental como por quienes conviven con la ansiedad.

Aunque muchos ya cuentan con recursos como la respiración diafragmática, la meditación o la visualización, tener una herramienta rápida, sencilla y efectiva puede ser un "salvavidas" en momentos de crisis.

Además, no necesitas medicación, ni acudir a un centro de salud, ni depender de nadie más. Solo necesitas una bolsa con hielo y la voluntad de usarla en el momento justo.

¿Puede un ataque de pánico causar un infarto?

Una de las grandes preocupaciones de quienes viven estos episodios es si pueden desencadenar un infarto.

Jeremy London lo aclara: "Si no hay una obstrucción previa en las arterias, un ataque de pánico difícilmente derivará en un infarto en ese momento".

Sin embargo, advierte que el estrés prolongado y la ansiedad crónica sí pueden tener consecuencias negativas a largo plazo para la salud del corazón.

Por eso, aprender a manejar estas situaciones y buscar ayuda profesional si se repiten es clave para proteger tanto tu bienestar emocional como tu salud cardiovascular.