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Este miércoles, día 14 de mayo, los actuales reyes de Dinamarca, Federico X y Mary, están de aniversario. Se cumplen 21 años de su enlace, al que llegaron como príncipes herederos. La boda real reunió a todas las monarquías europeas, la española incluida, por supuesto. Y fueron precisamente dos de sus los que acapararon la atención con sus propuestas estilísticas.

Más allá del 'sí, quiero' de Federico y Mary, aquel día fue el del triunfo del vestido de Lorenzo Caprile de Letizia y el look de Lacroix de la infanta Elena. No eran las únicas invitadas royal, pero sí las que hicieron historia con sus outfits, aunque por motivos muy distintos.

Se celebró en la catedral de Copenhague. La novia eligió para el gran día un diseño del danés Uffe Frank, de escote barco, unas originales mangas y una falda con capas y bordados florales. Como tiara, una de diamantes, regalo de sus suegros, Margarita II de Dinamarca y el príncipe Enrique. El novio, traje militar. Aunque la Princesa era la estrella del día, las asistentes al enlace también deslumbraron con sus vestidos largos y sus joyas históricas.

Letizia, del brazo de Felipe, y Elena de Borbón, a su llegada al enlace de Mary de Dinamarca.

Aquella jornada fue muy especial para la actual consorte española, pues supuso su debut ante las Casas Reales una semana antes de su propio enlace, la boda que la convertiría en princesa de Asturias, el 22 de mayo de 2004. Y no defraudó, ganándose, sin pretenderlo, el premio a la mejor vestida del evento. Escogió el rojo intenso y, por obra y gracia de Lorenzo Caprile provocó la iración de los presentes. En esos primeros tiempos, el citado diseñador era uno de sus preferidos junto a Pertegaz y Felipe Varela.

Segura de sí misma, Letizia caminaba del brazo de Felipe para entrar en el templo, con esa magnífica creación confeccionada en seda, de escote palabra de honor adornado con dos broches de rubíes, mangas transparentes y falda con ligera cola trasera. Como rios, un clutch joya y zapatos de Pura López; todo made in Spain. A falta de tiara (no la llevó porque aún no se había convertido formalmente en princesa de Asturias), lució unos pendientes de rubíes del joyero personal de la reina Sofía, y un peinado de sabor retro con ondas al agua.

Carolina de Mónaco con Ernesto de Hannover y la reina Sofía junto a Paola de Bélgica en el enlace. Getty/Gtres

El vestido ha estado expuesto en la muestra del diseñador español en la Sala del Canal de Isabel II en Madrid hasta el pasado mes de marzo. La propia Reina lo cedió, junto a otras siete creaciones de Caprile, para que los asistentes pudieran verlo de cerca.

No fue la única invitada que recurrió al color de la pasión, pero sí la que escogió el tono más llamativo de la gama. Su cuñada, la infanta Cristina, también fue de rojo oscuro tirando a granate, que combinó con una torera verde, y la reina Margarita de Dinamarca lució una capa coral. Solo Letizia se atrevió con una apuesta tan vibrante, lo que contribuyó a que fuera protagonista.

Si con alguien rivalizó (en el buen sentido del término) entre todas las invitadas reales fue con la infanta Elena. No hay que olvidar el sentido de la moda que la hija mayor de Juan Carlos I ha tenido siempre. Especialmente por los consejos de quien fuera su marido, Jaime de Marichalar: siempre elegante y sin miedo a arriesgar. En la boda de Federico y Mary de Dinamarca lo demostró sobradamente con un estilismo histórico.

Aquel día gritó alto y claro que no siempre menos es más al apostar por un arriesgado look firmado por Christian Lacroix que no dejó a nadie indiferente. Se trataba de un conjunto hecho a medida compuesto por un imponente abrigo fucsia y rojo estilo globo, inspirado en un diseño de su desfile de Alta Costura Primavera-verano 2004 en azul; y debajo, un vestido blanco de gasa con adornos en relieve. Pero... ¿Se puede ir de ese color a una boda? Elena dijo sí.

Sobre su cabeza, la tiara Marichalar, realizada por la firma Ansorena, que pertenecía a la familia de su ya exmarido y que también había lucido el día de su propia boda. El resto de las joyas; un collar en forma de lazo y unos espectaculares pendientes con diamantes y rubíes. Este fue, junto al look torero diseñado por Caprile que lució en la boda de Victoria de Suecia, dos de sus mejores propuestas de moda.

Además de Letizia y la infanta Elena, cabe destacar entre aquellas invitadas a Matilde de Bélgica, que apostó por un vestido floral de escote Bardot en uve o a Carolina de Mónaco, con un vestido de aire lencero en azul oscuro casi negro con la espectacular tiara Brunswick. Esta fue una de las últimas ocasiones en que vimos a la princesa de Mónaco luciendo una diadema.

También la emérita Sofía, de morado, con un diseño voluminoso con detalles de encaje, la tiara Cartier y el collar de chatones del lote de pasar que legó Victoria Eugenia.