Nina, sin nombres y apellidos, como se la conoce, es cantante y actriz forjada en Operación Triunfo, en Mamma Mia! y Los puentes de Madison. Ella es además logopeda y profesora de pilates, y acaba de publicar Menopausia (Destino), un libro testimonio en el que Nina se desnuda hablando de su intimidad con un tono muy cercano y un mensaje absolutamente positivo, con soluciones prácticas que ayudarán a muchas mujeres.
Nina cuenta su experiencia con la menopausia, una etapa vital y excepcional, que vivió de golpe por una intervención quirúrgica que la hizo entrar de forma precoz, sin transición. “Las hijas también conocen muy bien a las madres, por eso antes de formularle la pregunta sobre cómo había vivido la menopausia, ya sabía la respuesta. Ellas lo vivieron normal. Sin entender cuál era el alcance de esa afirmación”.
¿Nuestras madres lo sufrieron igual o simplemente no supieron contarlo?
Tengo la sensación de que no lo sufrieron tanto, o quizás, sí lo hicieron, pero no lo verbalizaron. Tenían la mente puesta en otras preocupaciones, lógicamente por el contexto social que les tocó vivir, muy distinto al nuestro.
Tampoco tenían la presión social actual: las redes sociales, las pantallas, esa esclavitud de la eterna juventud y la belleza. Ellas envejecían con más naturalidad. Lo aceptaban. Y eso es algo que podríamos aprender, aunque solo fuera para vivir esta etapa con un poco menos de sufrimiento psicológico y emocional.
Portada de 'Menopausia'.
¿Te parece que la menopausia se ha convertido en un negocio?
Hay voces que lo afirman, y es cierto que hoy en día casi todo se convierte en negocio: la alimentación, el ejercicio físico… El otro día me decían: "Claro, los mejores años de tu vida, la menopausia, para quien tiene dinero". Pero no es así.
Yo practico deportes que no me cuestan nada: camino muchísimo, nado en el mar cuando puedo… Salvo que tengas una patología de base, puedes cuidarte sin gastar grandes cantidades de dinero. No hay que caer en la idea de que solo quienes tienen recursos pueden vivir bien esta etapa.
Da la impresión de que pasas factura por ser un personaje público.
Supongo que me atacaban gratuitamente. Pero mi libro no pretende más que dar un mensaje positivo. Y lo puedo dar porque llevo 12 años entrenando mujeres en mi centro de pilates. Por eso el mensaje del libro es claro: cuídate ahora que puedes y debes hacerlo, porque si esperas a la menopausia, también podrás hacerlo, pero ya no tendrá marcha atrás.
¿Llegaste a la menopausia de forma muy abrupta, ni siquiera pasaste por la perimenopausia?
Fue a raíz de una intervención quirúrgica. Tuve una menopausia precoz a los 44 años. Ya estaba en la edad de la perimenopausia, pero en mi caso no hubo transición: entré directamente en el segundo acto, como yo lo llamo.
Nina, en una foto de archivo.
¿Notaste el cambio físicamente de forma brusca?
Sí, mucho. Aunque ahora me veo mejor, en ese momento el envejecimiento fue abrupto. De un día para otro, me miré al espejo y no me reconocí. Noté cambios en la piel, en la expresión… Es difícil de explicar. Sabes que eres tú, pero no te identificas del todo con esa imagen.
¿Tuviste una intervención importante?
Sí, fueron dos intervenciones en seis meses. Recuerdo que el médico me dijo: “¿La vaciamos por completo o prefieres que seamos conservadores?”. Tal cual. Aunque todo estaba bien, no había ninguna enfermedad, la intervención me llevó directamente al final de mi etapa fértil.
En el libro queda claro el mensaje de que esta es una etapa para cuidarse más que nunca.
Totalmente. Y muchas veces, por primera vez, tenemos tiempo para nosotras. Porque las mujeres somos cuidadoras por naturaleza: de hijos, maridos, padres, abuelos… y cuando llega la menopausia, de pronto nos damos cuenta de que también tenemos que cuidarnos a nosotras.
¿También te afectó en la voz?
Sí. Me sorprendió mucho, pero los estrógenos también tienen receptores en las cuerdas vocales. La sequedad que viene con la menopausia afecta muchísimo a la voz. Las mucosas necesitan estar hidratadas. No es que pierdas la voz, pero sí flexibilidad y la agilidad.
¿Has notado beneficios en esta nueva etapa?
Sin duda. Tengo más claridad mental —a pesar de la niebla—, más calma interna. Siempre fui muy impulsiva y sufridora. Ahora tengo una serenidad que no cambio por nada. Hay que hablar de lo positivo de esta etapa, igual que hablamos de la pubertad o el embarazo. Y dar herramientas a quienes aún no han llegado.
¿Emocionalmente también viviste altibajos?
Para mí, el verdadero tsunami emocional era el síndrome premenstrual. Lo pasé fatal. Desde que ya no tengo la regla, eso desapareció. Pero es cierto que el envejecimiento abrupto requiere una gestión emocional. En el libro comparo esa sensación con el olvido que sentimos quienes fuimos figuras públicas: cuando dejas de ser el centro de atención, sientes que ya no cuentas. Y eso también lo provoca la edad.
La actriz, durante una sesión de fotos.
¿Y cómo lo gestionas?
Sigue siendo una percepción subjetiva. Nosotras mismas a veces ponemos el foco en la juventud y la belleza. Pero la verdadera viene del conocimiento, de la conciencia, de ser útil. Es una más duradera, más profunda.
Tema controvertido: terapias hormonales.
Sí, lo es. Hay estudios que causaron miedo durante años, aunque algunos están desactualizados. Por eso, lo importante es informarse bien y ponerse en manos de especialistas. Pero también ser críticos. No todo vale.
Y en cuanto a la alimentación, ¿lo tenemos más difícil ahora?
Sí. Tenemos muchísima información, pero comemos peor que nuestras abuelas. Ellas tenían sentido común. Por eso hablo en el libro de la dieta del sentido común, la de mi abuelo. Comíamos lo que daba la tierra, de temporada, sin procesados. Hoy tenemos de todo, y aun así tiramos y nos alimentamos mal.
Y la respiración, ¿qué papel juega?
Clave. Parece una tontería, pero no sabemos respirar bien. Y es lo primero y lo último que hacemos en la vida. Respirar bien ayuda a gestionar emociones, a calmar la mente. Sentarte cinco minutos al día y respirar conscientemente puede transformar tu día.
¿Y eso se entrena?
Sí, como un músculo. Es difícil, al principio, vivimos aceleradas. Pero si te entrenas, puedes desarrollar algo muy importante: conciencia. Y de eso trata el libro, de potenciarla sobre tu cuerpo, tu respiración, tu alimentación y tu vida.
Además de cantante, Nina es logopeda y profesora de pilates.
Cada mujer lo vive de una manera distinta y eso merece algo fundamental: respeto.
Los hombres deberían leer sobre la menopausia, porque es difícil acompañar lo que no se entiende, y más aún si no se ha vivido. Nunca sentirán lo que nosotras sentimos, pero informarse les permite hacerlo con más sensibilidad y conciencia.
Me llamó mucho la atención el título de tu libro, Menopausia. No tiene adornos, no propone fórmulas mágicas, ni te promete “superarla”. Porque no hay nada que superar.
Gracias, me alegro muchísimo. A veces, cuando digo que estos pueden ser los mejores años de tu vida, noto que a algunas personas les suena incongruente, como si no tuviera sentido. Pero lo creo de verdad.
Y lo dices con conocimiento de causa.
Claro. Porque esta etapa te obliga a tomar decisiones. A coger las riendas de tu salud y, en muchos casos, también de tu vida. Y no solo lo digo por mí, lo he visto en muchísimas otras mujeres. Es un despertar. Una oportunidad para reconectar con lo esencial, para escucharte, para priorizarte.