El último capricho de Louis Vuitton viene en un cucurucho: el helado de lujo que enamora en la Toscana 4j6c5g

Verano en la Toscana, calles empedradas y románticas, una puesta de sol... y el helado couture que hará saborear el espíritu del lujo y la moda a cucharadas. La premisa suena idílica y no es ningún espejismo, sino un sueño convertido en realidad por Louis Vuitton, que sigue ampliando el universo de su marca en experiencias sensoriales.

La firma ha instalado su primera heladería, un quiosco efímero ubicado justo frente a su exclusiva boutique Forte dei Marmi, donde de junio a septiembre, adaptan el arte del gelato italiano al espíritu de la Casa sa con creaciones gastronómicas inspiradas en los elementos claves de sus diseños históricos.

Todo ello da forma a las distintas variedades, ya sean en cucurucho o tarrina deluxe. Quizá no puedas comprar un bolso, unos zapatos o un traje (o sí), pero es posible saborear toda su esencia uniéndote a la vuittonmanía desde otra perspectiva.

En este helado de alta costura cada detalle es una fantasía. El local, de estética retro, inspirado en los antiguos balnearios de la zona, está decorado con muebles elegantes en tonos pastel y toques dorados y verdes.

En cuanto a los sabores, más allá de los típicos de limón, vainilla o pistacho, hay otros como el Vivienne, en honor a la mascota de la maison, con leche portuguesa y mandarina; o el Gastón, basado en un postre tradicional italiano de chocolate y en memoria del nieto del fundador de LV.

Todo es artesanal, mimado a conciencia, y quienes se encargan de su elaboración son los responsables de Galliano, una heladería con un siglo de historia que ostenta varios premios internacionales.

Abren de cuatro de la tarde a diez de la noche y sus precios son, por supuesto, los que corresponden a toda una delicatessen. El capricho merece la pena. ¿Quién no quiere subir su Vuitton gelato a Instagram y sentirse en el olimpo de la moda por un instante?

Louis Vuitton y su universo gastro 3j371s

El universo del lujo es algo que va más allá de la moda, la estética o el poder de la imagen, se trata de una experiencia global que traspasa los sentidos. La firma sa (como muchas otras de la talla de Prada) ya ha explorado con anterioridad esta simbiosis entre diseño y gastronomía, como una manera de llevar el negocio a otra dimensión.

El Café Vuitton de París.

Sus cafeterías de autor son un emblema. El Café Maxime Frédéric at Louis Vuitton de París es todo un referente. Con vistas al Sena, ofrece a los visitantes una experiencia gourmet en un exuberante entorno tropical. Bebidas calientes y menús salados en los que destacan los Ravioles Fleurs de Monogram y las Tartelettes Damier, acompañados de una exquisita selección de chocolates y pasteles.

Como explican en la web, "esta excepcional experiencia culinaria, orquestada por Maxime Frédéric, nombrado Pastelero del Año por la Guía Gault & Millau 2022, se despliega en forma de sofisticadas creaciones gráficas que evocan los motivos icónicos de la maison".

No es el único, en 2020 Vuitton inauguró en Japón Le Café V Osaka, dentro de su flagship store diseñada por el arquitecto Jun Aoki. En un espacio sofisticado ubicado en la séptima planta, la última de la tienda Ginza Namiki Dori, y presenta elementos de diseño de inspiración orgánica que combinan tradición y modernidad, creando un ambiente artístico y acogedor.

Además, el mobiliario de la colección Louis Vuitton Objets Nomade, diseñada por los hermanos Campana, Marcel Wanders, Barber & Osgerby, entre otros, le permite experimentar el sofisticado estilo de vida que propone Louis Vuitton.