¿Cuántas veces te ha dolido la barriga y te ha dicho tu madre "eso son nervios"? Pues déjanos decirte que, una vez más, tu madre tenía razón: la ansiedad podría estar relacionada estrechamente con tu salud intestinal.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé, una de las voces más influyentes en salud emocional en España, ha lanzado una advertencia contundente que está revolucionando la forma en que entendemos la ansiedad: "Me empecé a dar cuenta que casi todos los pacientes que tenían ansiedad en algún momento tenían problemas digestivos".
No se trata de una coincidencia, sino de una conexión profunda entre mente e intestino que la ciencia empieza a entender con más claridad. Gastritis, hinchazón, gases, diarrea, estreñimiento, colon irritable o incluso enfermedades inflamatorias como el Crohn.
Según Rojas Estapé, estos síntomas digestivos están presentes en la mayoría de los pacientes que sufren ansiedad, lo que la llevó a investigar más allá del enfoque tradicional de la psiquiatría.
"Pero me di cuenta de que nadie investigaba la unión", comenta la psiquiatra. Fue entonces cuando comenzó a estudiar con profundidad lo que ya muchos llaman "el segundo cerebro": la microbiota intestinal.
Ansiedad e intestino: una unión que tener en cuenta 6z5r3e
Según Rojas, el 90 % de la serotonina, la hormona de la felicidad, clave para el ánimo, la libido y los impulsos, se produce en el intestino. "Si el intestino no funciona bien, esa persona anímicamente no puede estar bien", afirma. Así de clara es la conexión cuerpo-mente para la autora de superventas como Encuentra tu persona vitamina o Recupera tu mente, Recoquista tu vida.
Rojas explica que la microbiota está compuesta por millones de microorganismos que habitan el sistema digestivo. Y aunque parezca algo menor, estos pequeños "bichillos" (como los denomina ella) regulan funciones vitales: desde la digestión y el sistema inmunitario, hasta el equilibrio hormonal y, sorprendentemente, el estado emocional.
"Empecé a estudiar qué pasa aquí y llegué al maravilloso mundo de la microbiota", revela. Lo que encontró fue impactante: si la microbiota está alterada, el cerebro también puede inflamarse. Y con él, aparecen síntomas como la tristeza, la apatía, la irritabilidad y, por supuesto, la ansiedad.
Esta inflamación silenciosa, muchas veces causada por el estrés crónico, dietas ricas en ultraprocesados o el abuso de antibióticos, puede ser un detonante tanto de trastornos digestivos como emocionales. "Cuando el cuerpo está bajo estrés mantenido se inflama, y el cerebro también se inflama", señala Rojas.
Cómo cuidar tu intestino si sufres ansiedad 4f4i54
La buena noticia es que también hay herramientas eficaces para sanar el intestino y, con él, mejorar la salud mental. Según Rojas, una alimentación antiinflamatoria, la inclusión de probióticos y una reducción consciente del estrés pueden marcar un antes y un después.
"¿Y si con los probióticos y las dietas antiinflamatorias conseguimos bajar el nivel de inflamación del cuerpo?", se preguntaba la doctora. Y los resultados fueron asombrosos: "La gente recuperaba la libido, las ganas de vivir, el estado de ánimo mejoraba y el cuerpo dolía menos".
Lo que plantea la psiquiatra es un cambio de paradigma: en lugar de tratar la ansiedad solo con fármacos, propone abordar el problema desde la raíz, empezando por el intestino. Si te sientes constantemente nervioso, con insomnio o bloqueado emocionalmente, quizás tu sistema digestivo esté intentando decirte algo. Rojas Estapé recomienda prestar atención a las señales del cuerpo: ¿Sufres hinchazón? ¿Tienes digestiones pesadas? ¿Problemas para ir al baño?
Además, sugiere introducir pequeños cambios que pueden tener un gran impacto:
- Eliminar ultraprocesados y azúcares refinados, grandes promotores de la inflamación intestinal.
- Incluir alimentos fermentados (como yogur, kéfir, chucrut o kombucha), que aportan probióticos naturales.
- Aumentar el consumo de fibra, fundamental para alimentar a las bacterias buenas del intestino.
- Practicar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración consciente.
- Dormir bien, ya que el sueño regula tanto el sistema digestivo como el nervioso.
Respaldado por la ciencia 714x50
Las observaciones de Rojas no están solas. Investigadoras como Yolanda Sanz, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia, han confirmado que "la microbiota intestinal regula diversas funciones fisiológicas y, si resulta alterada, puede contribuir al desarrollo de enfermedades metabólicas, mentales y autoinmunes".
Es decir, no se trata de una moda pasajera, sino de un campo en pleno auge que cada vez gana más respaldo científico. Lo que comemos, cómo vivimos y cómo gestionamos el estrés no solo afecta a nuestro cuerpo: también moldea nuestra mente.
Marian Rojas Estapé lo resume con claridad: "El cuerpo cuando está bajo estrés mantenido se inflama, y el cerebro también. Si mejoramos nuestra microbiota, mejora también nuestra salud emocional". En otras palabras, no hay salud mental sin salud intestinal.