Una imagen del Hospital Clínico de Málaga.

Una imagen del Hospital Clínico de Málaga. 4h2et

Salud

La sanidad malagueña frente al apagón: “Tuvimos que volver a la antigua, con papel, boli y mucha coordinación” 3b2h1u

Miles de facultativos en la provincia improvisaron en cuestión de minutos una solución ante una situación que pensaban que era puntual de su centro sanitario. o5u5y

Más información: Los centros sanitarios de Málaga recuperan la normalidad tras el apagón pese a tener problemas informáticos. 5o6cn

Carmen Barainca
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Actualizada

A las 12.33 horas del pasado lunes se hizo la oscuridad en Málaga. Trenes parados, metros cerrados, supermercados repletos de personas, comercios echando la persiana y una población sumida en la incertidumbre por no saber qué sucedía ante la imposibilidad de poder consultar internet. Esta experiencia también puso a prueba a los servicios sanitarios de todo el país.

Lo que comenzó como una interrupción inesperada en el suministro eléctrico, pronto se convirtió en una carrera contrarreloj para sostener la atención médica en condiciones excepcionales. Sin buscas, ni móviles, pero con luz gracias a los generadores, una libreta y un folio. Así hicieron frente a la jornada los sanitarios de la provincia ante una situación en la que no tuvieron apenas margen de reacción y la improvisación fue la mayor de las protagonistas.

Más allá de la incertidumbre inicial, sanitarios ados por EL ESPAÑOL de Málaga aseguran que tras lo vivido durante la pandemia, supieron hacer frente a esta situación en la que la tecnología falló, pero el engranaje humano supo responder y atender a todos los pacientes, dentro de sus posibilidades.

Los primeros segundos tras el apagón hicieron que los sanitarios pensaran que era algo momentáneo y del propio centro sanitario en el que estaban. “Creíamos que había sido cosa del edificio y que se iba a solucionar en un rato”, coinciden varios profesionales.

Haciendo un informe sobre unas imágenes de un PET TAC de un paciente se encontraba Elena Espinosa, médico nuclear del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. “El apagón total duró unos segundos porque se encendieron las luces de emergencias unos segundos después”, explica la facultativa que añade que los ordenadores no volvieron a encenderse y perdieron el a todos los informes y datos de sus pacientes.

La sección de Medicina Nuclear es una instalación de segunda categoría, por lo que las luces de emergencia se activaron tras la pérdida del suministro eléctrico, al igual que las máquinas de PET TAC y cámara gamma dejaron de funcionar en ese mismo instante.

Lo primero que pensamos fue que en las obras de al lado habían tocado algo y por eso no teníamos luz”, cuenta Espinosa. De ahí, tanto ella como sus compañeros, acudieron a sacar a los pacientes que se encontraban en una prueba en mitad del estudio, ya que ellos sí que estaban totalmente a oscuras.

Tras atender a sus pacientes, Espinosa, extrañada, salió al exterior del centro sanitario para ver qué sucedía. “Al salir al pasillo vimos que todo estaba apagado con luces de emergencia y los ascensores cerrados. En el exterior nos dimos cuenta de que no teníamos cobertura y ahí pensamos que era algo de la provincia, un incendio o cualquier otra situación hasta que dimos con una persona que estaba escuchando una radio analógica y nos dijo que había un apagón a nivel de España y Portugal. Entonces nos volvimos al servicio”, explica.

Ahí fue cuando decidieron no hacer ninguna prueba más durante el día. Hasta ese momento habían podido atender a los pacientes que estaban ingresados y las siguientes consultas eran pruebas ambulatorias. Por ello, “les informamos de la situación y les comentamos que les íbamos a dar una nueva cita para hacerse la prueba de manera precoz porque no había sido problema de ellos”.

En un principio todo fue algo “caótico”, pero en cuestión de minutos todo se controló y tras calmar a los pacientes continuaron su jornada de la forma más normal posible dentro de las circunstancias.

A la definición de esta situación, el doctor Daniel Clavijo, médico de medicina interna del Hospital Universitario Virgen de la Victoria, añade la palabra incertidumbre ante un hecho que durante un día les hizo volver “a la antigua”.

El profesional estaba con el ordenador trabajando cuando de repente las luces se apagaron. En un primer momento pensó que era un problema puntual del hospital, pero cuando comenzó a hablar con otros compañeros se enteró que afectaba a toda España. “Ahí aumentó la preocupación por los pacientes porque no sabíamos cuánto iba a durar, teniendo en cuenta que había pacientes operándose, cuidados críticos, pacientes en plantas con pruebas pendientes importantes…”, señala.

Poco a poco la situación se fue controlando y al ver que la electricidad se reactivaba gracias a los generadores, pero no los ordenadores tomaron la decisión de tirar de papel y boli y apuntarlo todo a mano. “Comenzamos a gestionar las cosas urgentes a base de peticiones orales y de escribir a mano manteniendo la máxima normalidad dentro de toda la situación”, asegura.

Otra situación a la que tuvieron que hacerle frente es a la falta de los buscas, ya que las comunicaciones habían caído también y si se movían por el hospital no tenían forma de localizarse. Por ello, “teníamos que estar localizados siempre en un punto físico concreto para que todos los equipos pudieran recurrir a nosotros si lo necesitaban”.

En este sentido, Virginia Ortega, vicesecretaria del Colegio de Médicos y miembro del Sindicato Médico, cuenta que durante el apagón eléctrico, “el sistema electrógeno sí funcionó y rápidamente todo lo que fue tema de electricidad se solventó rápido”. Eso sí, destaca que el mayor problema fue que “las comunicaciones vía telefónica se cayeron”, lo cual afectó a los centros de salud y hospitales que “no tienen ese sistema de comunicación alternativo” como el del 061 o la Policía Nacional.

Sobre la atención a los pacientes, señala que “los pacientes oxígeno dependientes en sus domicilios no podían recibir ese tratamiento porque no tenían electricidad”, pero “el que pudo ir al centro hospitalario fue y se le puso su oxígeno y el que no, se le mandó una ambulancia y se atendió en el domicilio”.

Ortega subraya que “la asistencia ha estado totalmente asegurada, pero la dificultad ha sido la comunicación”. Por ello considera que de esta experiencia hay que aprender y “sacar algún sistema de comunicación para que la sanidad siempre esté bien comunicada” y “un soporte que haga que funcionen los servicios de historia clínica”. Además, reconoce que la situación les recordó a la pandemia: “esto fue otra vez volverte a la situación de pánico y de horror”.

El apagón pilló a los sanitarios totalmente desprevenidos. Unos estaban en consulta, otros revisando informes, algunos haciendo análisis de sangre y otros en plena operación. Este es el caso de Antonio Jesús Cabello, cirujano del Hospital Civil de Málaga, quien en ese momento se encontraba operando en quirófano.

“Afortunadamente, todos los sistemas de emergencia funcionaron a la perfección”, relata. Las baterías de respaldo y los grupos electrógenos se activaron de forma automática, permitiendo que las cirugías en curso continuaran sin incidencias. “La experiencia demostró la eficacia de unos protocolos bien establecidos y revisados periódicamente”.

Gracias a la preparación previa, el equipo médico no tuvo que improvisar. El hospital contaba con protocolos específicos para este tipo de emergencias, conocidos por todo el personal. Esa preparación permitió una respuesta inmediata y coordinada, evitando riesgos en áreas críticas como quirófano y UCI.

Durante los minutos de incertidumbre, la prioridad fue garantizar la continuidad de los sistemas de soporte vital y la coordinación entre los equipos técnicos, sanitarios y de gestión. Según el cirujano, los responsables intermedios recorrieron quirófano por quirófano activando los protocolos y supervisando el estado de las instalaciones. “Todo el personal mostró una actitud ejemplar, actuando con profesionalidad, rapidez y serenidad”, afirma.

La reacción de los pacientes y familiares también fue clave para mantener la calma. “Hubo comprensión, respeto y apoyo hacia los profesionales”, subraya el doctor. Aunque no se registraron situaciones críticas, el incidente ha servido como recordatorio de la importancia de la preparación.

Por su parte, Pedro J. Navarro, pediatra y presidente del Colegio de Médicos de Málaga, el apagón de las 12.30 horas le pilló en el colegio, pero por la tarde fue a su consulta de pediatría y asegura que fue un día “triste” porque no tenía cómo localizar a sus pacientes y no sabía si iba a poder atenderlos o no. Estuvo toda la tarde allí a la espera de si alguien podría, finalmente, llegar al médico.

Sin luz en su consulta y sólo iluminado con la luz del día porque el suministro no llegó hasta la madrugada, pudo atender a los pocos recién nacidos que llegaron a su consulta, pero nada más. Aquellas familias que no pudieron llegar, los reubicarán en citas los próximos días para no tardar mucho en atenderlos.

“Fue un día triste, pero los profesionales estuvieron a la altura y se quedaron en sus puestos de trabajo para tratar a todos los que llegaban a los hospitales y centros de salud y eso es de irar”, concluye.