El alto precio del alquiler en la provincia de Málaga está ahogando a cientos de familias convirtiéndose en un grave problema para ellas. Pero por si fuera poco el sufrimiento, encima algunos desalmados están aprovechándose de su situación de fragilidad para estafarles con falsos alquileres. Sin ir más lejos, hace unos días, la Policía Nacional detenía a un joven de solo 24 años al que se buscaba por estafar cientos de euros a tres familias malagueñas. Les ofrecía supuestamente la casa de su abuela fallecida por 850 euros al mes, pero resulta que la vivienda no era más que un piso turístico cuyos dueños reales no tenían ni idea de lo que estaba haciendo uno de sus supuestos visitantes.
Entre las personas afectadas se encuentra María Cervera, madre de tres hijos y vecina de Málaga capital, quien se derrumba relatando lo ocurrido. Uno de sus hijos tiene una discapacidad y no puede entender como alguien ha podido jugar con su ilusión de esa forma. No puede evitar soportar las lágrimas. Lo que parecía una oportunidad razonable en medio de la crisis del alquiler en la ciudad resultó ser un engaño que les ha dejado sin hogar y sin 850 euros.
María y su familia llevaban más de un año buscando un piso en Málaga. Pasaron un tiempo viviendo en un piso de Dos Hermanas, pero la casera no les hacía un contrato en condiciones, algo que no les gustaba y decidieron marcharse. Pero localizar un piso en Málaga capital les era imposible. Llegaron a pedirle 1.100 euros mensuales por una vivienda en el mismo barrio, uno de los más humildes de la capital, algo que no le "entra en la cabeza". “En barrios como San Andrés, al lado, nos pedían 1.200 euros por pisos vacíos, sin cocina, y tres meses de fianza”, asegura.
Tras ello, apostó por marcharse al campo. Alquilaron una vivienda en Alcaucín,a una hora de Málaga capital, aunque eso dificultara mucho la situación familiar, ya que su marido trabajaba en la ciudad. Pero uno de sus hijos, con TDAH y retraso madurativo, no pudo adaptarse y regresaron a la capital con la esperanza de asentarse de forma definitiva.
Así que volvieron de nuevo al barrio de Dos Hermanas, pero la vivienda que alquilaron estaba en muy malas condiciones, con graves problemas de humedades, algo que se negaba a solucionar el dueño de la vivienda, así que siguieron buscando una casa mejor.
“Estábamos dispuestos a pagar hasta 900 euros. Yo acababa de empezar a trabajar y creímos que podríamos permitirnos algo mejor”, relata. Sin embargo, la búsqueda por vías legales como inmobiliarias fue desalentadora. Un día, navegando por Milanuncios, encontró un anuncio que encajaba en su presupuesto: un piso en la avenida de la Paloma, en la zona oeste, que les encantaba, por 850 euros. Le llamó la atención por el precio, algo por debajo de la media, pero creyó que podía deberse al deseo del propietario de alquilarlo cuanto antes a una familia “de confianza”.
Quedó con el supuesto casero, que se identificó como Javi, un nombre falso, y visitaron el piso. “Me pareció muy amable. Nos dijo que era de su abuela fallecida, que cambiaría los muebles antiguos, arreglaría un cristal roto y que incluso pondría un sofá nuevo, fue muy servicial y nos dio una confianza tremenda”, recuerda.
Acuerdo verbal 3e4c4k
El acuerdo fue de inicio verbal. Para cerrar el trato, El supuesto Javi le pidió una transferencia de 850 euros antes de redactar el contrato, alegando que así reservaba el piso y evitaba mostrárselo a otras familias. Por cierto, cabe reseñar que durante la visita de la familia de María, a la que llegó tarde este tal Javi, otras dos familias jóvenes esperaban en la puerta para ver el piso. “Me mandó por WhatsApp el número de cuenta. Hice una primera transferencia de 200 euros y después, la de 650”, explica. En total, 850 euros enviados para recibir un documento que no era un contrato real ni mucho menos y donde todos los datos de este supuesto casero eran inventados. "Al darle el restante de 650 euros ya me envió el documento para que lo firmara y me lo reenvió con su supuesta firma", cuenta Cervera.
La fecha acordada para entrar a vivir era el 1 de abril. Pero al acercarse el día, María comenzó a notar comportamientos extraños por parte del chaval que iba a ser su casero y que ya está detenido. “Solo respondía por WhatsApp, nunca me llamaba ni enviaba audios. Me decía que estaba cansado por el trabajo y que se levantaba tarde, pero ya no me cuadraba nada”, cuenta, mostrando a EL ESPAÑOL de Málaga capturas de conversaciones que corroboran sus palabras.
El 27 de marzo, su marido intentó ar con Javi desde otro número para que no les reconociera. Esta vez, el supuesto casero colgó la llamada y apagó el teléfono en cuanto escuchó que era la pareja de María. Decidieron acudir personalmente a la dirección que figuraba en el supuesto contrato: en esa vivienda no vivía nadie con ese nombre. Luego fueron al piso que supuestamente habían alquilado. “Nos abrió la puerta una familia argentina que lo tenía alquilado por dos días a través de un portal vacacional”, relata.
Fue entonces cuando comprendieron que habían sido víctimas de una estafa. Denunciaron los hechos ante la policía y entregaron todas las pruebas: conversaciones por WhatsApp y justificantes de las transferencias. El atacante, que operaba bajo una falsa identidad, ya está arrestado y al denunciarle los agentes, cuenta María, le explicaron que había otras dos denuncias iguales.
Modus operandi 4w6u6g
Para perpetrar el fraude, el sospechoso alquilaba el piso vacacional durante unos días y, a continuación, aprovechando ese espacio temporal, concertaba visitas al inmueble, ubicado en el distrito Carretera de Cádiz, ganándose así la confianza de los potenciales arrendatarios, que no dudaron en realizar, en ninguno de los casos, una transferencia bancaria en concepto de reserva.
Tras practicarse los pagos, la persona que alquilaba al parecer la vivienda ya no contestaría nunca más a los requerimientos de los perjudicados. Los agentes pudieron localizarle a través del titular de la cuenta bancaria a la que fueron a parar los pagos. Al parecer, los investigadores ya conocían a esta persona, que fue identificada por los denunciantes en diligencia de reconocimiento, aparte como la persona que los había estafado.
Situación extrema 1a5l68
Ahora la situación de María y su familia es límite. Actualmente viven hacinados en casa de su suegra, una mujer con esquizofrenia. “Somos siete personas en el piso. Mi hijo ha sufrido crisis nerviosas y mi marido y yo estamos desbordados”, lamenta.
Así, pide ayuda a las autoridades y reclama una solución habitacional urgente. Mientras tanto, advierte a otros inquilinos: “Que nadie adelante dinero sin contrato y que verifiquen todo dos veces. Yo lo hice con toda la buena fe, confié en este hombre y nos ha destrozado la vida", confiesa María, que ha tenido que dejar incluso su trabajo en una tintorería por el duro momento que está viviendo. "Juro que cada vez que intento descansar se me aparece la cara de este sinvergüenza", concluye.