Álvaro, José y Jesús, la joven generación que vuelve al campo en Madrid: "Con 25 años he emprendido en la agricultura" 216i4w

"Se ve un poco de futuro", opina José Manuel Expósito, esperanzado, al preguntarle este periódico por el relevo generacional en el sector agrícola en Madrid. Él es uno de los casi 100 jóvenes que se han dado de alta en este último año como agricultores en la región.

Es una cifra que resulta positiva al compararla con la de años anteriores. Y es que, según datos de la Dirección General de Agricultura de la Comunidad, este último año ha habido 90 incorporaciones de jóvenes de entre 18 y 40 años a este sector.

En contraposición, el número de solicitudes para poner en marcha su primera explotación agrícola en el periodo anterior, de 2014 a 2022, fue un total de 227. Se trata de una media de unos 45 en cada convocatoria: las cuales tuvieron lugar los años 2017, 2018, 2020, 2021 y 2022.

¿El motivo? Según la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA), la mejora en los programas de ayudas de la Comunidad de Madrid para los recién incorporados.

En el primer periodo se puso en marcha el Programa de Desarrollo Rural 2014-2022, donde se ofrecían cuantías entre los 10.000 euros (los primeros años) y los 17.400 euros (a partir del 2020). Unas primas que las asociaciones definían como "escasas".

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"La disminución de solicitudes en el período anterior de programación 2014-2022, por las dificultades que encontraban los jóvenes para establecerse y mantener la actividad agraria, hizo que se rediseñaran las políticas de ayuda para el nuevo período 2023-2027, con un importante aumento de las primas de incorporación y una simplificación de trámites", explican a raíz de esto desde la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Alimentación.

De esta forma, con el Plan Estratégico PAC de la Comunidad de Madrid (del periodo 2023-2027) se incrementaban las ayudas en un 56% para la primera convocatoria, en 2024. Consiste en una prima básica de 30.000 euros, que se puede completar hasta los 80.000 euros. Aunque, aun así, algunos agricultores aseguran que "no es suficiente".

Olivos y cereales 4k466g

Tanto José Manuel, como Álvaro García y Jesús Heras, se dedican desde hace poco más de dos años al campo en la producción de cereal y olivo, algunos de los cultivos que más se pueden encontrar en la región en las 194.522 hectáreas de Superficie Agrícola Utilizada (SAU) en la Comunidad de Madrid, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2020.

Todos ellos decidieron hacer de la agricultura su actividad laboral, incentivados por el apoyo regional, aunque cada uno con sus motivos particulares.

Jesús Heras trabajando con el tractor en Morata de Tajuña. Cedida

"En mi caso he cogido las riendas de la empresa familiar que siempre han llevado mi padre y mi tío. Todo lo que he estudiado ha sido relacionado con el campo y he estado ayudando aquí toda la vida", explica José Manuel, de 30 años, que ahora trabaja los olivares y las tierras de secano que tiene en su pueblo, Valdaracete.

El agricultor, por lo tanto, siempre tuvo claro que quería continuar con su tradición familiar. Esto, opina, es una facilidad para quienes quieren trabajar en este sector, porque "empezar de cero es muy difícil". "No sale rentable porque el gasoil, los fertilizantes y la maquinaria están muy caros. Las ayudas no son suficientes si no tienes una base", argumenta.

A pesar de ello, Álvaro es de los que decidió emprender en este sector por su propia cuenta. A sus 25 años ya tiene 7.000 olivos y 180 hectáreas de tierras en Villarejo de Salvanés.

"No tengo ningún familiar directo en el campo. Mi familia tiene una empresa de transporte y almacenamiento de cereal y al tener o con agricultores me di cuenta de que me gustaba y quise aprender para dedicarme a esto", cuenta.

Álvaro García junto con el tractor y la empresa de camiones de su familia. Cedida

Su experiencia emprendiendo asegura que no fue fácil. "No está siendo sencillo, aunque den ayudas, que son de agradecer. Si no las hubiera, sería imposible", apunta.

De igual manera piensa Jesús, que con 38 años gestiona las 57 hectáreas de olivar y cereal en Morata de Tajuña que heredó de su padre cuando este falleció.

"Los precios están por las nubes. Si no fuera por este tipo de ayudas, no podría costearlo. Y aun así, yo personalmente estoy un poco un poco acojonado. Ahora mismo me voy a meter en una inversión para comprarme un tractor y un paraguas recolector de unos 210.000 euros. Lo mismo que para comprar una vivienda", afirma.

Él no iba a ser agricultor. De hecho, si le hubieran dicho con 18 años que le acabaría gustando, no se lo hubiera creído. "Lo veía como un castigo cuando era pequeño. Si no estudiaba, mis padres me decían que fuera a trabajar al campo. Lo veía muy esclavo. Y ahora no lo cambio por nada".

José Manuel Expósito ha heredado los olivos del negocio familiar. Cedida

Y es que sus estudios y su trabajo anterior no tenían nada que ver con el actual. Antes, se dedicaba al sector del comercio, en el que estuvo empleado durante siete años en tiendas como el Leroy Merlin. Por eso, define los comienzos en la agricultura como "duros".

"No tenía ni idea de nada. Cogí las riendas porque cuando mi padre enfermó se planteó venderlo todo y yo no quería que se perdiera el negocio. Tengo dos hermanos, pero uno se dedica a la farmacia y el otro a la música. No querían tirar por aquí", narra.

"Trabajamos a pérdidas" 5an6a

A pesar de la mejora en los datos y el aumento de las ayudas, la falta de interés de las nuevas generaciones en la agricultura sigue latente. "Sí que es verdad que en mi pueblo este año nos hemos incorporado cuatro. Pero otros que tienen las tierras de su familia prefieren hacer otra cosa", expone José Manuel.

Jesús piensa que no es suficiente para afrontar el sector envejecido. "Yo conozco casos de gente de 80 años que se siguen subiendo todos los días al tractor porque no tienen a nadie detrás que vaya a relevarles en el trabajo", cuenta Jesús.

Álvaro García en sus cultivos en Villarejo de Salvanés. Cedida

Tanto él como los otros dos agricultores lo achacan a la rentabilidad "baja" para el esfuerzo que supone. "En el cereal trabajamos a pérdidas. A veces, es a lo tonto y porque nos apasiona, ya que dinero no se saca. Necesitamos más ayuda o que los precios estén compensados con el gasto que tenemos", explica José Manuel.

"El producto se paga a muy poco, comparando las horas que hay que echar y el gasto que supone", comenta Jesús.

Jesús Heras en sus campos de cereales. Cedida

Álvaro añade que su tío abuelo tenía en propiedad olivos y cereales. "Con eso vivía una familia de cuatro hijos, con una casa y no trabajaba la mujer. A día de hoy llevo diez veces más que lo que tenía él y no vivo prácticamente con eso", dice Álvaro. "Ahora sacas un sueldo para vivir, pero no te haces rico ni mucho menos", concluye Jesús.

Desde la Dirección General de Agricultura de la Comunidad aportan que fueron 168 las concesiones que se dieron en el periodo de 2014 a 2022, con primas de 926.000 euros en 2021 (32 beneficiarios) y 437.000 euros en 2022 (17 beneficiarios).

En la última convocatoria, la de 2024, se beneficiaron un total de 59 nuevos jóvenes agricultores con 2.360.000 euros en primas. "La convocatoria de 2025 se publicará en este mes de junio y confiamos en que volverá a tener éxito de forma que se pueda ir revirtiendo la situación actual de progresivo envejecimiento y falta de renovación en el sector agrario de la Comunidad", aseguran desde la Dirección.