
Sara Aagesen y Joan Groizard en la reunión telemática con Maria da Graça Carvalho. Miteco t3s2f
España y Portugal presionan a Francia y la UE para acelerar las obras de interconexiones eléctricas tras el apagón ui6a
Sara Aagesen y Maria da Graça Carvalho remitirán cartas para instar a aumentar las conexiones previstas con el resto del continente europeo. 4j361w
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España y Portugal unen fuerzas para presionar a la Comisión Europea y a Francia con el objetivo de acelerar la interconexión eléctrica entre la península ibérica y el resto del mercado europeo, tras el apagón masivo que dejó a la península ibérica sin luz el 28 de abril.
"A instancias de la vicepresidenta Sara Aagesen, España y Portugal han acordado remitir sendas cartas conjuntas al comisario europeo de Energía, Dan Jorgensen, y al ministro de Energía francés, Marc Ferracci, en la que ambos países les solicitarán un mayor impulso, en el ámbito de sus respectivas competencias, para la construcción de las interconexiones previstas entre la Península Ibérica y el resto del continente europeo", confirman fuentes ministeriales a EL ESPAÑOL-Invertia.
La elaboración de estos dos escritos se ha acordado en la reunión por videoconferencia que han mantenido este lunes Sara Aagesen y la ministra lusa de Medio Ambiente y Energía, Maria da Graça Carvalho.
La península ibérica se considera una “isla energética” por sus limitadas conexiones con Europa. Actualmente, un nivel de interconexión eléctrica con el resto de países está muy por debajo del umbral mínimo fijado por la Unión Europea para el año 2020.
El intercambio a través de Francia apenas alcanza el 2,8% de su capacidad de generación instalada, frente al objetivo que establece Bruselas de que los Estados sean capaces de intercambiar al menos el 10%.
En concreto, la capacidad total de interconexión eléctrica entre España y Europa se sitúa en 2.800 megavatios (MW), canalizados a través de una infraestructura que incluye 280 kilómetros de cable submarino y 10 kilómetros de cable terrestre.
Las interconexiones eléctricas entre la península ibérica y el resto de Europa han cobrado un papel central en el debate público tras el reciente blackout.
Su importancia radica en que estas infraestructuras actúan como mecanismos de estabilización del sistema en situaciones críticas: tanto en momentos de alta demanda, cuando los medios de producción propios resultan insuficientes, como en escenarios de sobreproducción renovable, cuya gestión es más compleja debido a su variabilidad e intermitencia.
La semana pasada se dio un paso clave hacia el refuerzo de esa conexión con la colocación de la primera piedra de la estación de conversión de Cubnezais (Francia), dentro del proyecto de interconexión eléctrica por el Golfo de Vizcaya entre Francia y España.
La entrada en funcionamiento de esta línea está prevista para 2028 y permitirá duplicar la capacidad de intercambio hasta alcanzar los 5.000 MW, una cifra equivalente al consumo de unos cinco millones de hogares. No obstante, aun con esta ampliación, España se quedaría en un rango de interconexión del 5%, muy por debajo del mínimo fijado por la Unión Europea.
Desde que en 2016 se completó la última interconexión a través de los Pirineos -entre Santa Llogaia (Girona) y Baixas (Francia), que incluye un tramo subterráneo paralelo al túnel del tren de alta velocidad-, los sucesivos gobiernos españoles han intentado sin demasiado éxito presionar a Francia para acelerar nuevos proyectos.
Cabe recordar que, aunque Francia se benefició de las interconexiones existentes con España en 2022 -cuando tuvo que detener varias de sus centrales nucleares por problemas técnicos-, tradicionalmente ha sido un país exportador de electricidad, gracias precisamente al elevado volumen de generación que le proporcionan sus reactores.