
De izq. a dcha.: Francisco Reynés (Naturgy), Ignacio Galán (Iberdrola) y José Bogas (Endesa) Invertia 2nr39
La opacidad sobre el apagón y el giro nuclear de Dinamarca y Bélgica refuerzan a las eléctricas antes del cónclave de Almaraz 6y6y71
Iberdrola, Endesa y Naturgy encaran la reunión que decidirá el futuro de la central entre el creciente apoyo nacional y una Europa cada vez más nuclear. 491n3s
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Las principales propietarias de las centrales nucleares -Iberdrola, Endesa y Naturgy- encaran el cónclave de Almaraz en medio de una tormenta perfecta que llega desde España y Europa.
A nivel nacional, aumentan los cuestionamientos al cierre nuclear, mientras la investigación sobre el apagón avanza entre críticas por la falta de transparencia del Gobierno. En el ámbito europeo, el inesperado cambio en las políticas antinucleares de Dinamarca y Bélgica, deja a España cada vez más sola en su estrategia para poner fin a la energía atómica.
Iberdrola, Endesa y Naturgy tenían previsto celebrar una reunión clave el 20 de mayo para definir los términos de una posible prórroga. Sin embargo, la crisis causada por el apagón obligó a posponer el encuentro. Aunque todavía no hay una convocatoria oficial, se espera que la reunión se celebre en junio, en un contexto muy diferente al inicialmente previsto.
Crispación en España 6o1v22
Tres semanas después del blackout que dejó sin luz a toda la península ibérica, y en ausencia de explicaciones claras, las principales hipótesis apuntan a que las sobretensiones en la red eléctrica, favorecidas por desequilibrios en el mix eléctrico, fueron la causa de fondo del apagón.
En un contexto de baja demanda eléctrica, el mix español previo al apagón estaba fuertemente marcado por la presencia de energías renovables que, si bien son limpias y competitivas, ofrecen menor inercia al sistema. Es decir, tienen una capacidad más limitada para sostener la estabilidad inmediata de la red ante variaciones súbitas.
Por el contrario, fuentes convencionales como la nuclear o el gas, con una presencia muy baja en el momento del apagón, dan una mayor inercia que ayuda a estabilizar el suministro eléctrico.
Precisamente en este punto, la oposición política -liderada por el Partido Popular (PP)-, asociaciones pronucleares y expertos técnicos han coincidido en sus críticas a la política energética del Gobierno.
Iberdrola, Endesa y Naturgy llevan tiempo defendiendo públicamente la necesidad de mantener operativo el parque nuclear durante más tiempo para garantizar la seguridad del suministro eléctrico. No obstante, supeditan esa continuidad a una reducción de impuestos y tasas que permita asegurar la rentabilidad de las centrales.
Y la principal crítica del sector se encuentra en la subida de la Tasa Enresa, que las propietarias pagan por la gestión de residuos radiactivos y el desmantelamiento de las centrales. El Gobierno subió en 2024 un 30% la Tasa Enresa. Según Foro Nuclear, actualmente las empresas pagan sólo por impuestos y tasas más de 28 euros por megavatio hora (MWh) generado. Es decir, más de 1.500 millones de euros cada año.
El giro europeo 2468y
Al mismo tiempo, en el ámbito europeo se han producido relevantes cambio de estrategia en países como Bélgica y Dinamarca, que empiezan a revisar sus políticas antinucleares, dejando a España cada vez más sola en su plan de cierre.
Dinamarca se plantea levantar la histórica prohibición sobre la energía nuclear, vigente desde 1985, en un giro relevante hacia una matriz más diversificada y segura. El ministro de Energía y Clima, Lars Aagaard, anunció este jueves que el Gobierno estudiará el uso de pequeños reactores modulares (SMR, por sus siglas en inglés) como complemento a las renovables, que hoy cubren más del 80 % de la electricidad del país.
Aunque es referente en energías limpias, Dinamarca comienza a tropezar con los límites de una producción basada en fuentes intermitentes como el viento o el sol. Aagaard subrayó la importancia de evaluar tanto los desafíos técnicos como las implicaciones sociales de incorporar energía nuclear, incluida la gestión de residuos y la preparación institucional ante posibles emergencias.
En Bélgica, el Parlamento aprobó esta semana derogar la ley que obligaba a cerrar sus plantas nucleares en 2025. El ministro de Energía, Mathieu Bihet, dijo que es “el comienzo de una nueva era” y criticó que la nuclear fue marginada por prejuicios y dogmas.
Para que esa apuesta se concrete, el Gobierno deberá negociar con Engie Electrabel, actual operadora de las centrales. Sin embargo, la empresa ya ha adelantado que no está interesada en extender su gestión, lo que obligaría a buscar nuevos actores dispuestos a asumir el relevo.
En los últimos años, varios países de la Unión Europea han revisado sus planes o anunciado ambiciosas estrategias para desempeñar un papel protagonista en el nuevo escenario de la energía nuclear. En esta lista se encuentran Italia, Países Bajos, Reino Unido, Suiza, Suecia, Hungría, Bulgaria, Croacia, República Checa, Finlandia, Polonia, Rumanía o Eslovenia.
Condiciones y choques 6q6g1a
En España, la energía nuclear ha ido ganando respaldo en los ámbitos científico y técnico en los últimos años. Consultoras como Metyis advierten de un impacto económico superior a 800 millones de euros por el cierre de la central de Almaraz, mientras que PwC estima que abandonar el parque nuclear podría encarecer el precio de la electricidad en hasta 13 euros por megavatio hora.
El debate también se ha encendido en el terreno político y empresarial. Eso sí, también con posturas confrontadas entre sus partidarios. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, fue más allá este miércoles al declarar que obligaría a las eléctricas a prolongar la vida útil de las centrales “por interés nacional”, y defendió que el Gobierno debe ejercer “la tutela de la seguridad energética” del país.
Desde el Ejecutivo, sin embargo, el enfoque ha sido muy distinto. El presidente Pedro Sánchez criticó duramente la tecnología nuclear en medio del revuelo causado por el apagón. “Quienes están vinculando este incidente a la falta de nucleares o mienten o muestran su ignorancia. Las nucleares, lejos de ser una solución, han sido un problema”, afirmó, aludiendo a que “estaban apagadas y ha sido necesario desviar a ellas grandes cantidades de energía para mantener sus núcleos estables”.
No obstante, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, reiteró esta semana que el Gobierno está dispuesto a estudiar una revisión del calendario de cierre de las centrales, siempre que así lo acuerden sus propietarias. Eso sí, advirtió que cualquier revisión deberá cumplir tres principios “muy claros”: garantizar la seguridad de la población, ser económicamente viable para los ciudadanos y su factura, y contribuir a la seguridad del suministro.