Una copa de sangría.

Una copa de sangría. Pixabay. 5s2k3c

Economía

Tras el vino, la sangría y el vermú certifican que también están en crisis: su consumo cae un 20% en los hogares 4i1uy

Su descenso supera el registrado por el vino o la cerveza, afectadas por la creciente tendencia de reducción del consumo de alcohol 5v3a3q

Más información: El vino español busca imitar el éxito de la cerveza sin alcohol para rascar un mercado de 11.000 millones de dólares 43y53

Publicada

No solo el vino atraviesa una crisis de consumo, en su caso atravesada por el desapego por el alcohol de los jóvenes. En los últimos tiempos, sus derivados, como la sangría y el vermú, vienen avisando de un descenso en la compra que ahora, bruscamente, acaban de confirmar desatando las alarmas.

La compra de estas bebidas por parte de los hogares se ha desplomado casi un 20% en el último año, de acuerdo con los datos más recientes sobre tendencias de alimentación que recoge el Ministerio de Agricultura.

Caen desde la primavera pasada hasta este marzo un 19,8% los litros que han comprado los hogares de estas bebidas. Es casi el triple del descenso registrado en el mismo periodo del vino (7,2%). La adquisición de sangría y vermú, además, se reduce el doble de lo que disminuye la compra de cerveza, que retrocede un 12,1% en los hogares.

En realidad nada baja tanto como estos derivados de vino. Por ejemplo: las bebidas espirituosas registran una caída considerablemente inferior, del 8,8%, y la sidra, un 6,2%. Solo el agua, subraya el informe, tiene cierta estabilidad: su compra aumenta un tímido 0,1%.

Los datos sorprenden por lo abrupto del desplome de los derivados del vino, que no obstante hace tiempo venían preocupando. Porque el mismo observatorio de tendencias registra desde hace meses caídas interanuales en su compra que rondan el 5%.

Es bastante más que los descensos observados en el mismo periodo del vino, que no obstante ha centrado en los últimos tiempos la atención por su universo económico y hasta su carácter cultural. En enero y febrero la compra de vino por parte de los hogares se ha reducido un 1,9% y un 1,2%, respectivamente.

Precios 2v3b68

El desplome tan acusado de derivados como sangría y vermú tiene difícil explicación desde el punto de vista de los precios, un argumento que ha servido por ejemplo para justificar por qué los tintos de gama media han entrado en crisis.

Sobre todo pensando en la economía de los hogares. Con la inflación controlada –inferior al 2% para bebidas espirituosas, vino y cervezas en marzo, según el INE– los precios en lineales de estas bebidas se han mantenido en niveles mucho más asequibles que otras opciones en las que los hogares han recortado menos.

La sangría, por ejemplo, presenta unos precios medios de entre 0,66 euros y 1,39 euros por litro en su versión marca blanca; el tope puede elevarse hasta los 1,75 euros en el caso de marcas conocidas y hasta los 12 euros para opciones consideradas .

En el caso del vermú, sube algo más: la media oscila entre los 7 y los 10 euros por litro, aunque en marca blanca pueden encontrarse opciones desde 2,35 euros hasta 5,29 euros por litro.

Por eso, más allá del precio, las posibles explicaciones se circunscriben a la posibilidad de que, como está ocurriendo con el hermano mayor, el vino, se vean afectadas por la cada vez menor preferencia por bebidas con alcohol.

Menos alcohol 31k5o

Es una tendencia que marca el consumo de los más jóvenes, y que ya ha puesto a trabajar a las bodegas españolas para innovar. De fondo está el objetivo de saber adaptarse a las opciones de baja graduación o directamente sin alcohol que ya ha explotado la cerveza, que ha conseguido que las sin alcohol supongan ya el 16% del total de la cerveza que consumimos en España.

Es una posibilidad que promete ser lucrativa, teniendo en cuenta que el valor de mercado de las bebidas sin alcohol o de baja graduación está disparado y ya supera los 11.000 millones de dólares.

Así lo constata un estudio de International Wine and Spirits Research (IWSR), que comenzó a fijarse en este asunto en 2022. Entonces ya avisaba de que seguiría en auge. De hecho, para 2026 prevé que haya aumentado en un tercio del consumo de bebidas de baja graduación o sin alcohol.