Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha oscilado entre la colaboración y la dependencia respecto a Estados Unidos. El Plan Marshall, que resultó fundamental para la reconstrucción del continente, sentó también las bases de una influencia económica y tecnológica que, con el tiempo, se volvió estructural. Hoy, en pleno siglo XXI, esa pugna se traslada al terreno digital: ¿puede Europa construir una nube soberana sin depender de los gigantes estadounidenses del cloud?
Es una de las cuestiones de moda, ahora que el debate sobre la autonomía estratégica se ha vuelto predominante y la actualidad geopolítica lo impregna todo. Pero pocas empresas del Viejo Continente han aguantado el tirón de la intensa competencia de los colosos tecnológicos estadounidenses en la nube. Una de ellas es la gala OVHcloud.
No es de extrañar que John Gazal, vicepresidente de OVHcloud para el sur de Europa y Brasil, presuma desde un inicio de que el tiempo les ha acabado por dar la razón: "La actualidad está siendo muy fluida, pero si cogemos perspectiva, observamos dos grandes temas que refuerzan nuestro papel como proveedor europeo. Por un lado, el sector cloud sigue dominado por un oligopolio con prácticas que consideramos anticompetitivas. Y por otro, ahora más que nunca, las istraciones públicas y grandes empresas están buscando un plan europeo real”.
Su enseña lleva años predicando en el desierto sobre los peligros del “vendor lock-in” y la dependencia tecnológica de los grandes hiperescalares. Ahora, según Gazal, hay un cambio claro de mentalidad: “Observamos desde hace más de un año un trasvase de clientes que buscaban flexibilidad en la nube, pero se han topado con costes elevados y poco transparentes. Y recientemente, entidades públicas y empresas están llamándonos para explorar alternativas por las tensiones geopolíticas”.
En entrevista con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL, el directivo no quiere mencionar nombres, aunque alude con claridad a la posición dominante de AWS, Microsoft y Google en estas lides. No ya sólo por su cuota de mercado abrumadora, sino también por su propia naturaleza de juez y parte en muchos negocios.
"Es fundamental poder decirle a nuestros clientes: ‘No vamos a competir contra ti mañana’. Si quieres construir un ecosistema europeo, necesitas generar confianza. No puedes ser socio hoy y competidor mañana”, detalla John Gazal.
Una premisa que debe materializarse en compromisos concretos, también en lo que apela a las prácticas abusivas para retener a clientes dentro del perímetro de estos gigantes. “Creemos en un mercado abierto, con libre competencia. Por eso hemos denunciado —de forma colectiva— prácticas como el ‘lock-in’ tecnológico, que impide cambiar de proveedor por complejidad o coste, y las tarifas elevadas por extraer datos (egress fees), que frenan cualquier proyecto de migración”, apela.
Gazal celebra que, tanto en Europa como en EE.UU., “ya se están investigando estas prácticas”, y confía en que se materialicen medidas correctivas: “La interoperabilidad es técnicamente posible si existe voluntad. Mira lo que ocurrió con la portabilidad en telecomunicaciones. La tecnología puede avanzar rápido cuando hay interés colectivo”.
Una alternativa a la altura 3i542n
El problema europeo a la hora de plantar cara a los grandes actores estadounidenses siempre ha estado en las enormes barreras tecnológicas que separaban a ambos continentes. Cualquier propuesta a este lado del Atlántico resultaba insuficiente técnicamente respecto a sus equivalentes norteamericanos. Quizás OVHcloud sea la excepción a esa regla.
La compañía sa ha lanzado recientemente su nube pública con triple réplica (3 AZ) en París; un hito que les coloca “a la altura de los hiperescalares en catálogo y servicios”. A juicio de Gazal, esa combinación de innovación, precios previsibles y compromiso europeo los convierte en la “única alternativa real en Europa”.
¿Llegará este modelo a otros países, como España, donde la firma no tiene aún centros de datos propios? El ejecutivo confirma a este medio que España está en el “top de prioridades” para abrir un nuevo centro de datos, aunque sin fecha confirmada. “Nuestro modelo no es construir desde cero, sino aprovechar edificios existentes y darles una segunda vida. Así lo hemos hecho en Italia y así será en España”, explica. Mientras tanto, OVHcloud sigue expandiendo sus zonas locales de disponibilidad, con la más reciente inaugurada en Lisboa y una más prevista próximamente en España.
Nuestro país ya cuenta con una de esas zonas, en Madrid, que “responde bien a la demanda”, con especial interés en sectores sensibles al dato -como banca- o a la latencia -como el gaming-. “Tener datos en España —y bajo legislación europea— es vital. No basta con que el datacenter esté en Europa; importa quién es el proveedor. Un proveedor estadounidense está sujeto a leyes extraterritoriales como el Cloud Act, y eso preocupa a muchos clientes”, advierte.
Y mientras esperamos la llegada del centro de datos en nuestras fronteras, OVHcloud acaba de lanzar en Madrid su solución On-Prem Cloud Platform: una propuesta híbrida que permite a empresas alojar infraestructuras de nube en sus propias instalaciones, "manteniendo control total sobre el y la soberanía de sus datos".
Apuesta decidida por PaaS y la IA 274r53
Aunque OVHcloud es conocida por su liderazgo en bare metal, la compañía ha redoblado su apuesta por la capa de plataforma como servicio (PaaS), un segmento mucho más competido (pero más lucrativo). De su facturación, entre el 50-60% proviene aún de la infraestructura dedicada, por el 20% del PaaS y una tasa residual del 'web cloud' histórico. Mientras que IaaS crece a un 10% anual, la plataforma como servicio lo hace a un 20-25% anual, con lo que el soro se antoja inevitable. Su catálogo en esta capa, por ahora, suma más de 40 soluciones ya operativas y otras 14 en desarrollo.
La inteligencia artificial es otra prioridad para John Gazal y compañía: “Estamos viendo un crecimiento muy fuerte en la demanda de GPUs. Nuestra propuesta combina rendimiento, precios competitivos y soberanía: datos en Europa y bajo legislación europea”. Asimismo, OVHcloud ha lanzado recientemente sus propios endpoints de modelos open source, incluyendo versiones optimizadas de LLaMA, y una plataforma de datos visuales para pymes.
Su programa de startups, muy activo en España, ha acelerado a más de 200 compañías, de las que 50 están en activo. “La demanda de IA y soluciones avanzadas es creciente y cada vez más concreta. Por eso, organizamos formaciones específicas —nuestros AI Clubs— para acompañar al ecosistema”, añade el ejecutivo.
Una nube sostenible 722m4r
John Gazal no es ajeno a las dudas que se han suscitado entre diferentes grupos sociales por el consumo energético y de agua que hacen estas instalaciones, donde descansa toda nuestra vida y comunicaciones digitales. Empero, defiende con cifras la eficiencia de OVHcloud: “Diseñamos nuestros propios servidores, reutilizamos edificios y operamos con circuito cerrado de agua para refrigeración. Nuestro PUE [consumo energético] es de 1,28 frente al 1,56 de la media del sector, y nuestro WUE [agua] de 0,37 está entre los mejores de la industria”.
La compañía también ha sido auditada para verificar su cumplimiento con los objetivos del Acuerdo de París, y los resultados han sido positivos. “No solo medimos el impacto del centro de datos, sino toda la cadena de valor, desde la construcción hasta la refrigeración y el transporte. Ser sostenibles es también ser competitivos”, insiste.
¿Y la computación cuántica? 12262b
Aunque aún incipiente, OVHcloud ha hecho su apuesta por la computación cuántica. “Europa ha invertido ya más de 7.000 millones en esta tecnología, más que EE.UU. o China. Nosotros queremos contribuir como habilitadores, democratizando el ”, explica Gazal. La empresa ofrece emuladores cuánticos desde dos euros la hora y trabaja con startups como Multiverse Computing en España.
La promesa inmediata, sin embargo, pasa por contar con un ordenador cuántico de 100 cúbits en la nube antes de verano. “Esto es como entrenar para los Juegos Olímpicos. Hay que empezar a correr ya. Los que se preparen hoy serán los que recojan resultados en cinco o diez años”, concluye.