
Esperanza Aguirre en una céntrica calle de Madrid, antes de realizar la entrevista. Cristina Villarino 5k3a12
Esperanza Aguirre: "Ábalos tiene información y amenaza con contarla. No es la UCO. Los wasaps son un aviso a Sánchez" 4j2073
"Me parece un escándalo que un empresario entregue medio millón de euros para dárselo a un ministro, por el rescate de Air Europa". 5d3ih
"Vox ha echado a los liberales, pero si tenemos que pactar con ellos para echar a Sánchez, yo lo apoyaré". 564r57
"A Sánchez llámenlo como quieran... Autócrata, caudillo... Ya había gente como él en la antigua Roma". 6t5k6i
"Nadie aguanta la publicación de sus mensajes de WhatsApp". 2j3p3q
Nos habíamos preparado un cuestionario algo sesudo. Quizá hasta pretencioso. El futuro del centroderecha en España. "La derecha", que dice nuestra entrevistada, como si el centro fuera más complejo que virtud.
Las coordenadas eran perfectas. Ella publicaba libro al respecto –Una liberal en política (Deusto, 2025)– y el presidente de su partido ha convocado un Congreso para redefinir la ideología de la organización. Nos habíamos preparado, de veras, una entrevista de verdad. Pero hemos acabado sudando una mudanza.
Fue así.
Llegamos a casa de Esperanza Aguirre en el barrio de Malasaña –"¡palacio, palacio!", se apresuran a especificar sus enemigos– a eso de las once. Y Esperanza ya casi tiene que marcharse.
Quizá por eso consiguió aquellas mayorías en la Comunidad de Madrid. Esperanza es como Madrid. Las cosas ni acaban de empezar ni empiezan a terminar. Todo sucede como un vermú improvisado en alguna parte.
–A mí me gusta hacer las entrevistas en el patio –nos dice Esperanza al poco de abrir el portalón de madera.
Pero miramos al patio y sólo hay un árbol. Como Esperanza es imprevisible, creemos que habrá que hacerlo en el suelo, en un homenaje al 15-M. "Las sillas están ahí, en ese garaje". Al otro lado de la puerta por la que un día pasaron los caballos. Total, que vamos a por las sillas.
–¿Pasáis bien por ahí o saco el coche?
Con cinturita de avispa y unas sillas metálicas en alto atravesamos el hueco que dejan el coche y la pared. Las sillas son rojas. Parece que estamos montando el escenario del Congreso del PSOE.
Vídeo | Esperanza Aguirre: "Hoy es Feijóo. No queráis meterme en un lío entre Ayuso y Feijóo".
–¿Empezamos, Esperanza?
–No, por favor, falta una mesa.
–¿Una mesa? Pero si no la vamos a usar.
–Ya, pero tiene que haber una mesa entre las dos sillas. Las cosas hay que hacerlas bien.
Vamos a tardar más en discutir con Esperanza sobre la mesa que en traer la mesa, así que entramos a coger la mesa.
Es una mesa de madera que está en el salón. Quitamos el vaso con pajita, el Ipad, el móvil, todas las cosas que hay en las mesas del salón. La cargamos y la sacamos al patio.
–Bueno, Esperanza, ahora sí, ¿no?
–No, hombre, no, faltan los cojines.
Y entramos de nuevo ya un poco hasta los cojines. Esperanza se parte de risa. Nosotros, en el fondo, también. Es como hacer deporte, echar un rato. ¿Y la derecha? ¿Liberales o conservadores? ¿Gobernar con o sin Vox? Eso quizá no tenga arreglo, por eso es mejor mover mesas.
–Esta situación no os lo hubierais imaginado nunca, ¿eh?
–La verdad es que no. ¿Nos enseña usted algunos objetos? Ya que hemos entrado, por descansar un poco.
Entonces, Esperanza, Espetxu, que le llamaban los del PNV cuando era presidenta del Senado, nos señala una fotografía enmarcada en la biblioteca: "Ahí están los tres hombres de mi vida".
¡Tres hombres! Se le debió de pegar la poligamia del vecino de al lado, Fernando Sánchez Dragó. Los tres hombres son José María Aznar, su marido –el de Esperanza, no el de Aznar– y su profesor de golf –el de Esperanza, no el de Aznar–.
"Mirad, y esta caja me la regaló una amiga el año pasado por mis bodas de oro". Aparecen Esperanza y el marido –el de Esperanza, no el de Aznar– en una fotografía muy bonita de esas de época.
También la vemos montada a caballo en otra foto, que está junto a los libros de Churchill, Hayek y compañía. Todo liberales. Los de Alianza Popular cabían en un taxi, se decía entonces. ¿Y los de hoy? Esos quizá quepan en el maletero del taxi. Ahora le preguntaremos.
Salimos al patio y, al fin, podemos empezar la entrevista, que ya se está terminando porque Esperanza no llega, tiene que correr al Metro y antes hay que hacer las fotos. Así que, a modo de pequeña venganza, decidimos provocarla.
–Oye, hace fresquete, ¿eh? –dice Esperanza, que nos ha sacado al patio.
–Menos mal que hemos traído el fachaleco.
–¿Ahora le llaman así a eso? –nos señala–. ¡Me lo voy a poner mucho más! Y yo que sólo me lo ponía para jugar al golf.
–Su carrera política, como la de muchos de la trama Koldo, empezó en los clubes liberales, ¿verdad?
–¡Pero qué dicen! No, oigan, a mí no me líen. No creo que los de la trama hayan estado nunca en un club liberal.
–Según los periódicos, los frecuentaban muchísimo.
–Ellos van a los prostíbulos.
–Pues eso. Nuestras abuelas los llamaban así, "clubes liberales".
–Eso será en Pamplona. Aquí, en Madrid, un club liberal es un club liberal.
Los mensajes de Sánchez 1q555f
Empieza Esperanza su libro como unas memorias un tanto barojianas. Se sacó las oposiciones un poco gracias a la muerte de Franco, que le dio tres días de luto oficial para rematar el estudio.
Luego vino lo de Unión Liberal, con Pedro Schwartz, la aventura municipal frente a Tierno, que le decía que volvía muy guapa de los veranos, el Ministerio de Cultura, la Presidencia del Senado, la Presidencia de la Comunidad de Madrid…
Nos interesa lo del liberalismo porque Esperanza sostiene entre líneas que liberalismo verdadero sólo ha habido en Madrid y quizá un rato con ciertas políticas económicas de Aznar. Eso de bajar impuestos, elegir hospital, elegir colegio…
Y ahora que Feijóo va a celebrar el congreso la primera semana de julio, toca hablar de esas cosas, de los clásicos populares, de qué es el PP, de qué camino debe emprender para ser lo que llamaban "casa común".
Dicho de otra manera: qué hay que hacer para que convivan en un partido gente como Esperanza y Feijóo, como Ayuso y Juanma Moreno.
Pero… un momento, un momento, que Esperanza pone el móvil encima de la mesa –¡al final sí la vamos a usar!– y vemos una pantalla resquebrajada. Mucho uso, mucho mensaje. Como Sánchez.
–Sus mensajes serán menos decepcionantes que los de Sánchez, ¿no? El presidente insulta con una enorme contención. "Pájaros", "petardos"… ¿Usted dice esas cosas?
–Nadie aguanta la publicación de sus mensajes de WhatsApp.
–Sánchez, sí. Son insultos muy educados.
–Miren, esos mensajes lo que demuestran es el caudillismo de Sánchez. No soporta que haya alguien que piense diferente a él. Y no digamos ya cuando son de la oposición. Enfrenta, polariza y divide España en dos. Los de su lado del muro y los del otro. A este lado del muro estamos los que no le hacemos la ola.
–¿Usted tiene algún adjetivo predilecto para insultar a adversarios políticos?
–Recordará, porque lo dije en algún sitio, que llamé a aquellos… niñatos y chiquilicuatres.
Se refería a Pablo Casado, Teodoro García Egea y sus colaboradores. Lo dijo Esperanza cuando se enteró de los manejos que hacían para moverle la silla a Isabel Díaz Ayuso, que es su discípula y es su amiga. Dice Esperanza en el libro que Ayuso las ha superado a todas, pero recuerda que lo de "socialismo o libertad" lo utilizó ella primero en un mitin del año 83.
Aquello le decepcionó mucho porque ella apostó por Casado. Creía que iba a ser un revulsivo en términos de guerra cultural frente a la izquierda. Le cautivó el discurso con el que el entonces presidente entrante anunció sus planes de futuro. Luego todo se torció y acabó en lo de “niñatos y chiquilicuatres”.
Pero a lo que íbamos…
–Esos mensajes, Esperanza, reflejan el estado de la partitocracia. Quien lidera controla las siglas de arriba abajo. También ha sido así en el PP.
–Ya no es una partitocracia. Ahora es una autocracia. Antes mandaba el partido, ahora manda el autócrata de Sánchez. Todos los que están ahí le deben el sueldo, el puesto y el dinero que llevan a casa. Se lo deben exclusivamente a él. Y ay del que se mueva porque no vuelve a repetir en las listas. A no ser que, como Ábalos, tenga información y amenace con contar lo que sabe.
–Usted cree que los mensajes son un aviso a navegantes.
–No tengo la menor duda. No es la UCO. Esto es un aviso que dice a Sánchez: “Tenemos más”.

Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, durante la entrevista.
Le recordamos a Esperanza –es más interesante el análisis sobre el PP porque lo que va a decir de Sánchez ya lo sabemos– los ejemplos "a la búlgara" de su partido que ella misma describe en el libro. Como aquella votación sucesoria en tiempo de Aznar en que de 503 votos… 502 fueron afirmativos, como pedía la dirección.
Expresa Esperanza una idea: que los de las listas de cada circunscripción sean elegidos por los militantes, "como ya sucede en el Partido Conservador de Inglaterra".
La presidenta madrileña considera "un escándalo" que el presidente de Globalia, Pepe Hidalgo, entregara 500.000 euros en metálico a Koldo García, para pagar a Ábalos por desbloquear el rescate de Air Europa, según la grabación que ha desvelado en exclusiva EL ESPAÑOL.
"Que un empresario entregue medio millón de euros para dárselo a un ministro me parece un escándalo", afirma Aguirre a este diario, "porque a Air Europa, como a todas las demás líneas aéreas europeas, la tenían que rescatar igual. Muy mal el dueño de la empresa y muy mal el ministro por haber recibido ese dinero, si todo esto es cierto, que yo lo desconozco".
Esperanza ve caudillos 1j374v
Intentamos llevar ya la conversación al futuro del PP, pero…
–¡Es que es un caudillo! El segundo capítulo de mi libro se titula El caudillismo.
–La izquierda por unos motivos y usted por otros, ¡están obsesionados con Franco!
–Oigan, que Franco no es el único caudillo que ha habido en el mundo. Ya los había en la antigua Roma. Llámenlo como quieran: autócrata, caudillo, führer…
–¿La comparación con personajes que tienen tantos muertos a las espaldas no distorsiona la realidad?
–Lo que les digo es que el caudillo es una cosa que se ha dado a lo largo de la Historia. Y este señor gobierna de manera caudillista. Pero, miren, ahora sí le voy a comparar con Franco. "Unidad de poder y coordinación de funciones". Eso es lo que le gusta a Sánchez y eso estaba en las leyes de Franco.
Vamos, ahora sí, con el rumbo del PP. Empieza el análisis de Esperanza con un dato incontestable: en los últimos 42 años, la izquierda ha gobernado España el doble de tiempo que la derecha.
–¿Por qué?
–Porque no damos la batalla cultural. No hemos combatido ese relato que cuentan los socialistas desde la Reconquista hasta hoy. No les gusta lo de la Reconquista porque libramos a Europa de la invasión musulmana. A Sánchez no le gusta el cristianismo, le gusta más el islam. Tampoco les gusta la conquista de América, que lleváramos allí la civilización occidental. A mí me parece una de las más grandes gestas de la historia del mundo. Y no digamos ya lo de la Segunda República.
–Eso le enerva especialmente, le dedica muchas páginas.
–Como si hubiera sido un régimen idílico en el que todos tenían derechos y libertades y, de repente, unos clérigos carcas y unos militares hubieran dado un golpe de Estado. Después, tres años de guerra, cuarenta de dictadura… Y con el estrambote final de que quien no comparte su relato sobre la república, la guerra y el franquismo es un facha. Todo es buenos y malos.
Cae una mora contra la mesa y nos recuerda que ha vuelto a ocurrir, que habíamos preguntado por el rumbo del PP y nos hemos encontrado hablando de Pedro Sánchez.

Así quedó la zona picnic en el patio habilitada para la entrevista.
El Congreso del PP 26612o
Esperanza nos cuenta que está “muy contenta” porque en el Congreso del PP de este julio va a haber una ponencia política/ideológica. Tiene muchas ganas de eso. De intentar, como una holandesa errante, que los del taxi, los liberales, pinten algo en el PP.
–Un Congreso en el PP es casi un milagro.
–Fraga, que había estado de embajador en Inglaterra, los puso cada año. Luego lo cambiaron a cada dos años. Aznar los puso cada tres y lo cumplió estrictamente. Y Rajoy los puso cada cuatro… y no lo cumplió. Hasta el punto de que tuvieron que obligarle los tribunales a convocar un Congreso.
–¿Por qué ese miedo a los Congresos?
–Por cuestiones personales del líder, no fuera a ser que…
–Se los cepillasen.
–Sí, o que le mostraran desacuerdos con alguna cosa.
–Usted dice en el libro que llamar de "centroderecha" al PP es de acomplejados.
–Yo no digo eso. Eso lo habrán interpretado ustedes.
–Oiga, pero si lo tenemos incluso subrayado.
–Lean.
–“Desde 1990, el PP se convirtió en una especie de casa común de la derecha a la que, por nuestros eternos complejos, llamábamos centroderecha”. ¿Cómo hay que llamar al PP?
–A mí me gustaría que se llamara “Partido Liberal”, pero como no lo es todavía… Podemos quedarnos con “Partido Popular”, que es donde estuvimos juntos todos los que estábamos a la derecha del socialismo. Aznar lo consiguió. Hubo dentro hasta socialdemócratas. Estábamos tan contentos hasta que llegó Mariano a Elche y dijo eso de que los liberales se fueran al Partido Liberal y los conservadores al Partido Conservador.
Aquellas declaraciones de Rajoy fueron en 2008. Muchos sitúan en ese momento la desmembración del PP, que se fue desangrando en hasta tres direcciones: UPyD, Ciudadanos y Vox. Esperanza Aguirre, como “liberal”, se sintió interpelada. Desde ahí, su relación con Rajoy fue a peor. De hecho, es uno de los personajes que peor parados sale en el libro.
–Es difícil de entender la política. Muy poco antes, en el balcón de Génova, Rajoy le dijo a usted: “Te quiero un huevo”.
–Pasaron cinco años entre una cosa y otra. Oigan, yo me he llevado bien con Mariano, ¿eh?
–Se nota. El libro le habrá encantado.
–No creo que lo haya leído ni que lo vaya a leer.
Vamos entrando poco a poco en las cosas del PP, en la diferencia de liderazgos, en los problemas internos que quedan por solventar. Hay uno que sobresale por encima del resto: la continuidad de Carlos Mazón al frente de la Comunidad Valenciana.
–¿Es más alto el coste de mantenerlo o el de empujarle a una dimisión?
–Si dimite o no, eso lo tiene que decidir Mazón. Soy de las pocas políticas españolas que ha dimitido tres veces. La dimisión honra a quien dimite cuando no es culpable de nada. Pero en cuanto a esto… que lo decida Mazón.
–Pero usted tendrá, como afiliada del partido, una opinión sobre la gestión de la Dana y su permanencia en el cargo.
–Es muy complicada la situación de un presidente autonómico que tiene que ser elegido por un Parlamento donde no dispone de mayoría. La gestión de la Dana ha sido una catástrofe, pero no solo lo ha sido la gestión de la Dana. La catástrofe empezó con Zapatero, que derogó el Plan Hidrológico Nacional. Mariano tuvo que haberlo puesto de nuevo en vigor. ¿Qué tiene que ver con esto?
–Eso, ¿qué tiene que ver?
–La presa del Cheste estaba financiada, presupuestada y proyectada. La señora Teresa Ribera, actual vicepresidenta de la Comisión Europea, decidió no hacerla. Gastó en publicidad el doble de dinero de lo que costaba la presa. Si la hubieran hecho, no habrían evitado todas las muertes, pero sí la inmensa mayoría. Como Franco hacía presas, estos no hacen una sola presa. ¡Y han destruido 234! No les gustan porque quieren que los peces fluyan sin barreras por el río.

Esperanza Aguirre, en el salón de su casa, el día de la entrevista.
Pasamos a hablar del otro liderazgo del PP que más titulares en medios consigue: Isabel Díaz Ayuso. Prologuista, por cierto, del libro de Esperanza. Nos llevamos una sorpresa. Esperanza siempre ha estado más cerca de Ayuso que de los tibios –el adjetivo no es nuestro, sino de cierto sector de la derecha– como Feijóo. Eso ha cambiado. Feijóo es la próxima bala para “echar a Sánchez” y no quiere desperdiciarla.
Así que nos encontramos, de repente, con una enamorada del padre Feijóo.
–Usted es más de Ayuso que de Feijóo.
–Yo soy de Ayuso y soy de Feijóo, que cogió al partido en un momento verdaderamente importante. Muy delicado. Después de que Casado, por hacer caso a Teodoro García Egea, nos hubiese metido en ese lío. Necesitábamos a Feijóo y lo está haciendo muy bien.
–¿Ya no tiene preferencia por Ayuso?
–Hombre, soy más amiga de Ayuso porque la conozco de mucho antes. No tengo nada contra Feijóo. Es más: en 2003, lo fiché como consejero de salud para mi gobierno autonómico y Mariano no me dejó porque me dijo que había que reservarlo para suceder a Fraga en Galicia, como así sucedió.
–¿Y esa fama de ambiguo que tiene desde el punto de vista ideológico? ¿Cómo lo describiría usted ideológicamente?
–Es gallego.
–Oiga…
–Eso lo tendrá que decir él y lo va a decir él en el Congreso del PP. Si ustedes me preguntan: “¿Es liberal?”. Pues no.
–¿Es socialdemócrata?
–Creo que no.
–Ha dudado.
–Feijóo se está haciendo bastante liberal. Últimamente, me gusta mucho. Ha hecho dos cosas que me han gustado mucho. Lo del plan de vivienda y la otra… ahora no me acuerdo.
En la última entrevista que le hicimos a Aznar, el expresidente nos confesó sentirse más cercano a Felipe González que a Santiago Abascal. Es el sueño húmedo del padre Feijóo: que exista un PSOE socialdemócrata clásico con el que entenderse, y no tener que mirar a Vox.
Esperanza forma parte de la facción del PP que menos reparos tiene en pactar con Abascal. No en vano, fue una de las maestras del hoy líder de Vox. Vamos a pulsar cómo está la cosa en ese sentido.
–¿Usted también preferiría pactos con un PSOE clásico que con Vox?
–Tras aquellas elecciones generales, lo dije. Había que pactar con Sánchez para intentar gobernar. Lo que pasa es que no sabía que Sánchez era un mentiroso compulsivo, que iba a hacer lo contrario de todo lo que dijo: la amnistía, la malversación, los comunistas, los de Bildu, lo de “no es sedición, es rebelión”… Yo, con un PSOE clásico, sí que hubiera pactado.
–Entonces, igual que Aznar y Feijóo, ¿se siente más cercana a ese viejo PSOE que a Vox?
–Pues depende en qué. Tengo una hermana que es diputada de Vox. Pero también tengo muchos amigos en el PSOE clásico. Paco Vázquez, Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina, Redondo Terreros…
Habíamos empezado a hablar de Ayuso y se nos habían quedado algunas preguntas en el tintero.
–¿Ayuso tiene vocación de gobernar España? ¿Quiere ser presidenta?
–Ayuso tiene la vocación de influir en la política nacional. ¿Cómo no la va a tener?
–Pero, ¿cree que dará el paso para intentar ser candidata?
–Yo qué sé. Si llega el momento y lo quiere dar, estoy segura de que lo dará.
–¿Y usted la apoyará?
–De momento, tenemos a Feijóo. No quieran meterme en un lío entre Feijóo y Ayuso. Le diré algo –así, como para escapar del tema–… Me pareció una vergüenza que Vox propusiera una comisión de investigación contra el padre de Ayuso, que falleció con alzhéimer y había sido engañado por sus socios.
–Dice en el libro que Vox nació como “hijo natural” del PP, pero Vox ha mutado. Ya no es eso. Ahora es un socio de Orbán, Le Pen y compañía. Algo muy distinto.
–Pero si han echado a los liberales, ¿qué me van a contar? Pero, para mí, más importante que todo eso es echar a Sánchez. Y si para echar a Sánchez tenemos que pactar algo con Vox, yo lo apoyaré.