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Agotada y reprobada: todos los derrapes de María Jesús Montero, líder de Mopongo, tras su semana negra 1t1p2x
Los lapsus y excesos de la vicepresidenta han derivado en errores que comprometen al Gobierno y han facilitado la censura del PP en el Senado. 266cm
Más información: del Gobierno atribuyen los 'patinazos' de Montero a la sobrecarga de tareas que le impone Sánchez 19412j
Un hombre camina por las playas de Santa Mónica sin rumbo fijo, cuando se encuentra con un salón de baile en el que anuncian un concurso. "Seguiréis danzando mientras la naturaleza humana lo permita", explican desde la megafonía. Y así comienza un extenuante maratón en el que los participantes pasan del éxtasis inicial a un agonizante final en el que no pueden dejar de moverse.
La película, Danzad, danzad malditos, la grabó Sidney Pollack en 1969, pero sigue ilustrando esa carrera desenfrenada por mantenerse en lo alto de la ola. El show debe continuar. El problema es cuando este avanza a un ritmo tan frenético que se lleva por delante a sus protagonistas más motivados.
Sus colaboradores pueden confirmar que María Jesús Montero es uno de los personajes más hiperactivos de la política. No sólo son sus múltiples cargos: vicepresidenta primera, ministra de Hacienda, número dos del PSOE, secretaria general del partido en Andalucía y candidata de facto a las autonómicas. Es que ella siempre fue excesiva.
Llegó a la política nacional desde su comunidad en 2018 e irrumpió en la arena mediática con un vídeo, de exactamente 12 segundos, que condensa a la perfección la esencia de su estilo.
"Pasarse en un presupuesto es fácil, no tiene problema, no tiene problema. Lo he dicho siempre, chiqui, son 1.200 millones, eso es poco, eso es poco, eso quitas o pones una parte del presupuesto", decía entonces la recién nombrada ministra de Hacienda.
Después, esa incontinencia verbal, esa ligereza retórica le jugaría malas pasadas. La hemeroteca es amplia. Durante la covid-19 dijo que "la pandemia no entiende de virus" o que "la situación de cada uno es individual".
Explicaba los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso con caramelos y pastillas Juanola. "Entonces, si las Juanola no están, ahora tienes los recursos y no tienes dónde gastarlos". Y defendía que "los abuelos no quieren las pensiones para ellos, sino para dárselas a sus nietos para que puedan salir o comprarse las zapatillas de deporte".
Pero nada de eso excedía los deslices propios del directo. La ministra —y vicepresidenta desde diciembre de 2023— se convertía en objeto de sátira, pero ya se sabe lo fácil que resulta en política darle la vuelta a los memes. Lección número uno de los asesores.
Y si unos la veían como una alta representante del Estado deslenguada, otros simpatizaban con su espontaneidad. Porque además hablaba con gracejo, atropelladamente y un fuerte acento sevillano.
María Jesús Montero explica los Presupuestos de 2023 con pastillas Juanola https://t.co/4GSzRzrJaJ pic.twitter.com/JaUZvMgkGv
— Europa Press (@europapress) October 7, 2022
Se abrió incluso un debate sobre si los personajes públicos debían modular o no el deje y ella siempre se sintió orgullosa. "Se meten con el acento de los andaluces, pero sobre todo de las andaluzas, de las mujeres de Andalucía, porque consideran que somos menos, no tenemos cultura, ni talento, ni capacidad de aportar. Siempre nos han despreciado", dijo hace poco.
Del lapsus a la sobreactuación 293hk
Pero ocurre también que "tras un ciclo político intenso y acelerado" se puede llegar "al límite de la contradicción entre el personaje y la persona". Los aspavientos en el Congreso y su extramotivación mitinera, con la que buscaba elevar la moral de la tropa, cada vez eran más exagerados.
Durante los cinco días de reflexión de Pedro Sánchez, se golpeaba el pecho ante los militantes a las puertas de Ferraz al ritmo de la canción Perra —el Perro Sanxe y la nueva vuelta del meme—, de Rigoberta Bandini. Y en ese frenesí descontrolado, como los bailarines de Sidney Pollack, quedaba al borde de una metedura de pata fatal.
ES CINEpic.twitter.com/Ai3TUARlnI
— Willy Tolerdo (@WillyTolerdoo) April 27, 2024
Terminó ocurriendo en un mitin hace dos semanas en Jaén, donde dijo aquello de que la "presunción de inocencia" no puede estar "por delante del testimonio de las mujeres", para referirse a la absolución del futbolista Dani Alves. Todas las asociaciones de jueces y fiscales la enmendaron, en su partido nadie salió a su rescate y ella misma tuvo que rectificar y pedir perdón.
Pero es que ese mismo día, en otro acto en Málaga, había criticado a las universidades privadas, donde los "alumnos pueden comprarse el título y la formación compitiendo con el hijo del trabajador que no puede comprarse un título".
Tres días después, el Gobierno iba a llevar al Consejo de Ministros un decreto para endurecer la creación de nuevos centros universitarios privados y es habitual que los ministros vayan calentando estos temas.
Pero Montero erró en el tiro y metió a todas las universidades privadas en un mismo saco, mezclando las que llevan años funcionando con un buen rendimiento académico con aquellas de nuevo cuño a las que quería poner coto el Ejecutivo.
La ministra portavoz y titular de Educación, Pilar Alegría, tuvo que enmendarle la plana y aclarar que el decreto no iba de "universidades públicas o privadas, sino de buenas y malas", incidiendo en las que no cumplían los criterios mínimos de calidad.
Este periódico ya publicó que desde Moncloa atribuyen estos últimos errores, que comienzan a trascender el desliz verbal o la sobreactuación parlamentaria, a la acumulación de cargos que concentra la vicepresidenta y ministra de Hacienda.
María Jesús Montero acusa a los alumnos de las universidades privadas de comprar los títulos universitarios
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) March 31, 2025
🗣️"No podemos permitir que alguien se compre un título compitiendo con el hijo del trabajador que tiene que tener una beca para poder estudiar" pic.twitter.com/LRL6GPoqBN
Porque, además, a las últimas salidas de tono le acompaña la tormentosa negociación para que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) tribute por IRPF, en la que ha tenido que dar finalmente su brazo a torcer ante la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz. O aquel cambio de guion, ya más lejano en el tiempo, por el que pasó de afirmar que Cataluña no tendría una financiación especial a otorgarle un concierto económico como el del País Vasco y Navarra.
De aquel giro copernicano salió más indemne, porque, al fin y al cabo, ese acuerdo para que Salvador Illa pudiera ser presidente de la Generalitat salió de Barcelona y Moncloa, y a ella no le quedó más remedio que asumirlo.
Y del error a la reprobación 5f1o41
En cualquier caso, todas estas cuestiones le sirvieron la semana pasada al PP para reprobar a la vicepresidenta Montero en el Senado, en una votación que no tiene más valor que el simbólico. Esa misma mañana había mantenido una nueva refriega en el Congreso con el diputado popular Elías Bendodo, uno de sus adversarios habituales.
—Elías Bendodo: "Mire, lo que le pasa —y no se moleste, por favor— es que usted lleva muchas cosas para delante y no da más de sí, no da más de sí. Señora Montero, de andaluz a andaluza, céntrese".
—María Jesús Montero: "Señor Bendodo, retire esa superioridad moral y el tono machista que utiliza cuando se dirige a mí. Puedo con la tarea que tengo, ya se lo digo".
Ésta fue la conversación de aquel martes, pero podría ser la de casi cualquier debate, porque ambos ya se han dirigido similares palabras con anterioridad.
Y no es la única vez que Montero ha utilizado expresiones recicladas. El fin de semana de la polémica sobre la presunción de inocencia y las universidades privadas, tiró de un clásico: el partido Mopongo. "En estos momentos el partido mayoritario de la oposición es el partido Mopongo", afirmó, "a todo. Subida de pensiones: mopongo; transporte gratuito: mopongo".
María Jesús Montero llama al PP el partido 'Mopongo': "Subida de pensiones, Mopongo. Transporte gratuito, Mopongo. Subida del SMI, Mopongo. Simple y llanamente porque no aceptan los resultados democráticos del pueblo" https://t.co/CRVoT9MaDQ pic.twitter.com/DY4s9BFfFR
— Europa Press (@europapress) March 30, 2025
En redes volvieron a aparecer vídeos con la coreografía, pero es que hace dos años dijo exactamente lo mismo: "Feijóo es el señor Mopongo. No es que venga de África, es que ponga usted una propuesta, que yo mopongo".
Montero contraataca con las mismas armas que la han llevado a descarrilar. Como es ella, mordaz e imprecisa, desenvuelta y errática. Y tras la polémica con las universidades, el pasado fin de semana volvió a la carga.
"No podemos permitir que proliferen universidades low cost en donde abaratan los costes a base de menor cualificación del profesorado, de exigir menos esfuerzo a los alumnos, de no tener los estándares mínimos para que el médico o el profesor que se forma tenga todas las garantías para que podamos, la sociedad, ponernos en sus manos [sic]".
Un estilo que trajo a Madrid, con el que pretende imponerse frente a los modos tranquilos de Juanma Moreno en Andalucía, y del que no va a salir. Para lo bueno y para lo malo, así es María Jesús Montero.