El voluntariado corporativo es un elemento esencial y cada vez cuenta con más peso en las estrategias de responsabilidad corporativa. La capacidad de las empresas de generar acciones positivas de forma conjunta, a través de las personas que forman la compañía, constituye un aliciente para las organizaciones y sus empleados al percibir un verdadero impacto positivo en la sociedad. Y, para todos nosotros, como tan bien expresó Baden-Powell, "la verdadera forma de obtener la felicidad es haciendo felices a los demás". 4p4v43

La aprobación de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de la ONU también ha servido como motor para que las empresas sean conscientes de los desafíos económicos, sociales y medioambientales (ESG) que tenemos por delante.

Desde su creación a finales de los años 90, el voluntariado corporativo en España se ha consolidado, permitiendo a las empresas alinearse con objetivos a largo plazo, siendo relevantes para la organización como para sus clientes.

En España, entre el 60 y el 70% de las empresas de más de 500 empleados realizan actividades de voluntariado corporativo, de acuerdo al Estudio sobre Voluntariado Corporativo de 2023 de Fundación Adecco.

Sin embargo, en este mismo estudio se señala que las empresas de menos de 200 empleados (la mayoría de nuestro país), no promueven este tipo de actividades. Además, destacan que, de media, solamente un 10% de la plantilla participa en los voluntariados corporativos propuestos por la entidad.

Con estos datos, es evidente que existe un margen importante para que las empresas sigan promoviendo este tipo de actividades y sus empleados se sumen a ellas. Pero, ¿cuál es la receta para que el empleado se sienta atraído y se implique más con estas iniciativas?

La primera idea es poner sobre la mesa actividades que de verdad tengan un impacto tangible, que les vinculen de lleno con problemas existentes en la sociedad y ayuden a conocer otras realidades.

El 70% de las personas que participan en este tipo de actividades refuerzan el sentimiento de pertenencia y mejoran su motivación con la empresa de acuerdo con el estudio de la Fundación Adecco, concluyendo que ayuda a mejorar algunos aspectos competenciales de los trabajadores, mejora el clima laboral, ayuda a la comunicación y conocimiento entre departamentos y consigue un objetivo común.

Otro elemento que potencia la proactividad en estas iniciativas es alinear los objetivos del empleado con los de la empresa. El voluntariado corporativo mejora la imagen de la empresa por su compromiso RSC, pero su mero cumplimiento no puede ser el motivo principal para hacerlo, sino la búsqueda de una identidad para adaptarse a los valores de la compañía.

Esto después cristaliza en un impulso del sentido de pertenencia y comunidad, la atracción y retención de talento por la promoción de este tipo de iniciativas y el desarrollo incluso de nuevas habilidades y competencias en los empleados gracias a este tipo de iniciativas.

Decenas de empresas de nuestro tejido productivo promueven ya la participación de los empleados gracias a una mayor flexibilidad en las condiciones, incorporando medidas adicionales como un programa de horas anuales retribuidas para realizar actividades de voluntariado corporativo. Además, en algunas de ellas incluso existen permisos y excedencias especiales para realizar actividades de voluntariado en el extranjero.

Como su propia palabra indica, el voluntariado no obliga. Esta idea, a priori evidente, es importante a la hora de configurar una estrategia de voluntariado corporativo: los empleados no se pueden sentir obligados a participar, tiene que ser algo proactivo por su parte, pero que añada facilidades a sus tareas habituales del día a día.

En este sentido, la solución más eficaz posiblemente sea la de dejar el voluntariado a elección popular dentro de un marco establecido por la estrategia de responsabilidad corporativa de la entidad, que habrá configurado algunos asuntos que sean más relevantes para la empresa y su plantilla.

Esta combinación hará que el vínculo con la actividad sea mayor y lo sientan más suyo, además de asegurarse una participación más amplia. En mi experiencia, ligar además durante un periodo concreto, por ejemplo un año, las actividades de voluntariado a una sola causa u organización, es una manera excelente de dotar de sentido estratégico y de vincular a los empleados con las actividades promovidas directamente por la empresa o por la propia plantilla, dentro de ese marco.

El voluntariado corporativo, por concluir, no debe verse como un añadido en las compañías, sino que debe ser asimilado como parte de la estrategia de responsabilidad social corporativa y el compromiso privado con el desarrollo sostenible de la comunidad.

Además del evidente impacto en la sociedad, aumentará la satisfacción y bienestar emocional de los empleados, fomentando su capacidad de trabajo en equipo y su motivación en el trabajo diario, al mismo tiempo que fortalecen sus relaciones personales y profesionales.

*** Juan Briz es Director de Comunicación y responsable de la estrategia de RSC de Deutsche Bank España.