
El 48,8% de las españolas ya se han pasado a métodos menstruales sostenibles. iStock 624l1v
El 'boom' de la menstruación sostenible en España: una de cada dos mujeres ya se ha pasado a la copa menstrual 4d20t
Bragas y discos menstruales, tampones sintéticos o compresas de tela son métodos que, cada vez, triunfan más. Sobre todo, entre la gente joven. 6n3f4f
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Niñas pasándose compresas en clase y a escondidas. Mujeres sufriendo en silencio dolores y vergüenza por un proceso que le toca cada 28 días a más del 50% de la población mundial.
Desde siempre, la menstruación ha sido un tema considerado tabú en nuestra sociedad. Sin embargo, hace ya unos años que la tónica general ha empezado a cambiar.
Aunque con recelo por parte de algunas personas, la regla ya se ha convertido en un tema de conversación natural. Tanto que, de hecho, ya es considerada casi una cuestión de Estado.
gratuito a ciertos productos menstruales en determinados centros públicos o una rebaja del IVA al 4% son, por ejemplo, algunas de las medidas que han ocupado un lugar en el debate público y que ya han sido aprobadas en nuestro país.
Y es precisamente esta política de naturalizar y normalizar lo que es algo completamente normal lo que ha permitido que, en un lapso de tiempo de cuatro años, las alternativas sostenibles a las compresas y tampones hayan empezado a popularizarse.
En 2019, un estudio elaborado por YouGov reveló que tan sólo un 9% de las mujeres españolas utilizaba la copa menstrual. Sin embargo, en 2023, el porcentaje ascendió hasta el 48,4%.
Es decir, una de cada dos mujeres usa este producto durante su periodo, según el informe Equidad y Salud Menstrual en España del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina.
Esto demuestra que el 'boom' de la menstruación sostenible, efectivamente, ha llegado. Y, sobre todo, impulsado por la gente más joven.
La copa: la más usada 2q5b7
Según el citado informe, la copa menstrual se posiciona como el más usado de los productos de menstruación sostenible. Sin embargo, sería el tercero a nivel general, ya que siguen predominando los métodos de un sólo uso como compresas (60,6%) y salvaslips (49,7%).
Vemos así que el uso de productos no reutilizables (69,7%) sigue siendo mayor que el uso de productos reutilizables (54,9%). Pero, aun así, es la primera vez que un método reutilizable supera a uno de los productos más usados: el tampón (42,6%).
Además, el 80% de las mujeres que usan tampones o compresas preferiría pasarse a métodos sostenibles y reutilizables.
Productos menstruales reutilizables 4x1058
Entre los productos sostenibles para la higiene íntima se incluyen la copa menstrual, las bragas absorbentes, las compresas reutilizables de tela y las esponjas naturales.
Todos estos métodos alternativos para gestionar el sangrado menstrual comparten la característica de poder reutilizarse varias veces.
Su vida útil varía según el producto: las bragas menstruales suelen durar alrededor de tres años, mientras que la copa menstrual puede emplearse hasta una década.
Además, en el mercado han surgido versiones ecológicas de los tampones, compresas y protegeslips convencionales.
Estos productos están elaborados con materiales biodegradables y libres de aditivos o fragancias.
Aunque no resultan tan sostenibles como las opciones reutilizables, pueden ser una alternativa adecuada para ocasiones específicas.
Los más usados entre estos métodos son la copa menstrual (60, 3%) y las bragas menstruales (27,08%). Las compresas reutilizables, sin embargo, obtuvieron una menor preferencia (3,01%).
La predisposición hacia la copa, aunque lleva más de 15 años en el mercado, es una tendencia al alza. Pero se trata, como casi todo, de algo generacional. Según el estudio, el uso de productos menstruales reutilizables es más elevado en mujeres cis, jóvenes y con estudios universitarios.
Pero, ¿cuáles son los motivos que se esconden detrás de este auge? La respuesta la da el estudio de investigación Menstruación sostenible, un cambio en las reglas: del continuismo a la concienciación (2023).
Según sus encuestadas, el principal motivo para cambiar un producto tradicional por uno reutilizable radica en el ahorro económico (54,05%). A este le sigue la sostenibilidad medioambiental, preocupación del 52,55% de las mujeres.
Otra de las causas mencionadas son la comodidad y la facilidad en su uso (40,62%), la salud y la seguridad (33,45%) y la recomendación de otras personas (27,66%).
Menor educación, peor salud 4h1o6k
Sin embargo, el desconocimiento y la falta de educación siguen jugando un papel importante en esta decisión. Según el informe Equidad y Salud Menstrual en España del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina, la información y la educación menstrual se relata como insuficiente y tardía para las mujeres participantes.
Estos conocimientos se obtienen principalmente en círculos sociales próximos, como la familia, las amistades y mediante experiencias propias durante el ciclo vital.
Además, los aprendizajes menstruales recibidos mediante instituciones formales –como las escuelas– se perciben como poco relevantes y orientados hacia la relación de la menstruación y el ciclo menstrual con la reproducción, por tanto, se tratan de conocimientos limitados que se alejan de las implicaciones sociales de menstruar.
Pero si estas dudas no encuentran respuesta en las aulas, tampoco lo hacen en casa. Un estudio sobre Madres e Hijas y Menstruación, elaborado por INTIMINA, reveló que más de la mitad de las mujeres (52%) no conversó con su madre acerca de la menstruación hasta después de haber tenido su primer periodo.
Además, un 85% señala que, durante su infancia y adolescencia, solo tuvo charlas esporádicas sobre este tema con sus madres, lo que pone de manifiesto la existencia de tabúes y la escasez de espacios para normalizar la menstruación incluso dentro del núcleo familiar.
Esta carencia de diálogo también se observa en el a atención ginecológica: el 52% de las mujeres encuestadas indica que su madre nunca la llevó al ginecólogo durante la adolescencia, y un 29% solo acudió cuando surgió algún problema.
Esta tendencia es aún más marcada entre las mujeres mayores de 45 años, ya que cerca del 60% de ellas nunca visitó al ginecólogo en esa etapa de su vida.
Sin embargo, estos prejuicios parecen estar disminuyendo en las generaciones más jóvenes. Actualmente, 6 de cada 10 madres aseguran que llevarían a sus hijas al ginecólogo desde temprana edad.
Además, el 71% considera fundamental hablar con sus hijas sobre la menstruación a los 11 años o antes, y la gran mayoría (97%) ha brindado (o brindaría) apoyo a sus hijas durante su primer periodo, así como información sobre productos de higiene íntima femenina y su uso.
Por último, más del 85% de las madres desea abordar la salud íntima con sus hijas de una manera diferente a como lo hicieron sus propias madres con ellas.
Pobreza menstrual, factor clave 5z6h1m
Otra de las aristas que hay que tener en cuenta y que no se puede olvidar a la hora de elegir productos es la pobreza menstrual.
Según el citado informe, el 22,2% de las participantes reporta haber tenido dificultades económicas para costear productos menstruales durante su ciclo vital, y el 39,9% indica haberlas sufrido a la hora de obtener el método de su preferencia o elección.
El riesgo de pobreza menstrual es más elevado en mujeres con una peor coyuntura socioeconómica y en migrantes con una situación istrativa no regularizada.
Las participantes inciden en la necesidad de garantizar el a productos menstruales y combatir la pobreza menstrual mediante políticas públicas.