¡Ay, la corrupción en España! Esa noble tradición patria que, generación tras generación de políticos, ha demostrado ser mucho más resistente que la Constitución, más constante que la inversión en educación y más eficaz que cualquier reforma laboral. ¡Un verdadero patrimonio nacional! j445b

Entiéndase la ironía. Parece que en España hay dos tipos de políticos. Los serios, que trabajan por el bien común y que lamentablemente son los menos, además de coincidir habitualmente con aquellos que antes de entrar en política ya tenían una trayectoria. Y los que lo hacen para vivir cómodamente, ganarse el título de "usted" y piensan que el dinero público "no es de nadie" y, por tanto, lo adoptan como propio. Aquí surge esa palabra mágica que se llama "corrupción".

Si no fuera por ella, ¿qué sería de tantos políticos que, en lugar de aburrirse gestionando lo público, se dedican a innovar en ingeniería financiera con fondos públicos? Y retorcer la ley con la que quedar impunes. Ya se sabe que, si tienes pruebas en el teléfono, se destruye. Si te van a juzgar, te aforas corriendo y si necesitas un trabajo para un familiar o amiguita, creas una plaza específica para él o ella.

Porque, vamos a decirlo claro, gestionar honestamente parece aburrido cuando en realidad puedes gastar dinero en comilonas, prostitutas o enchufes. ¡Tan lamentable como repugnante el que lo hace así!

¿No sería más interesante aprovechar esa "sabiduría" financiera para hacer las cosas correctas? Pues bien, prefieren mover millones de euros sin dejar huella. En su ego piensa que el político corrupto español no roba por codicia, no: lo hace por amor al arte, por tradición, por darle emoción al cargo.

Y no podemos olvidarnos de los grandes clásicos del género: desde las comisiones del 3 % hasta los gastos suntuosos, pasando por trenes que no caben en los túneles y reuniones con líderes cubanos en ¿zonas internacionales?, ¿con maletas?, etcétera. Lo mejor es echarle la culpa a los fachas, revivir a Franco o hablar de Melody.

¡Pura poesía institucional! ¿Y qué decir de esos contratos públicos otorgados "casualmente" a esposas, hermanos o amiguetes? Es el networking a la española. Aquí no hablamos de corrupción, hablamos de familia al puro estilo de Torrente.

Además, la corrupción en España tiene una ventaja clara: crea empleo. Eso sí, para jueces, fiscales y periodistas de investigación. Sin los escándalos, ¿qué sería de la prensa? ¿De qué llenarían los titulares? ¿De los presupuestos de sanidad? ¡Aburridísimo! Mejor lo que estamos viviendo en España desde hace muuuchos años.

Y luego está la justicia, que también juega su papel. Lenta, paciente, como una abuela que cierra los ojos ante las travesuras de sus nietos. A veces parece que se castiga más fuerte al que roba una bicicleta que al que desaparece con millones del erario público.

Por suerte, el ciudadano español lo lleva con humor y resignación. Porque aquí ya no se pregunta "¿hay corrupción?", sino "¿de qué partido es esta vez?". Lo importante no es que robes, sino que lo hagas con estilo, sin hacer mucho ruido y con una buena coartada en el Congreso.

En resumen, gracias corrupción. Por mantenernos entretenidos, por unir a la ciudadanía en la crítica colectiva, y por recordarnos cada día que, en España, la política es un espectáculo… y tú, el protagonista estelar.