Vista de la exposición con la obra de M. A. Tornero al fondo. Foto:  Antonio Ramos Fermández / MuCAC

Vista de la exposición con la obra de M. A. Tornero al fondo. Foto: Antonio Ramos Fermández / MuCAC 2a4d2

Arte

Imágenes para un cambio de rumbo: la exposición inaugural que abre el MuCAC de Málaga 271s3e

El nuevo museo malagueño, reconvertido trás antiguas malas prácticas, se inagura con una exposición que propone nuevas lecturas de los soportes fotográficas.  6k482s

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Corre brisa de renovación en la política cultural malagueña y esta exposición anuncia el cambio de rumbo. En una ciudad en la que, salvo contada excepción, los museos franquicias y la ocupación del CAC por el mercenario innombrable FF han asfixiado el tejido artístico durante dos décadas.

Omnímoda. La fotografía como display 384d65

MuCAC La Coracha. Málaga. Comisario: Sema d’Acosta Hasta el 5 de octubre

Ahora se fusiona el otrora Centro de Arte Contemporáneo –en obras– con el MUPAM y las Salas de La Coracha en el nuevo MuCAC, con el fin de dar más cancha a artistas malagueños y andaluces en producciones propias.

Todos estos propósitos se funden en Omnímoda. La fotografía como display. Comisariada por Sema D’Acosta, esta colectiva cuenta con cincuenta y ocho artistas españoles, de los que veintidós son andaluces y nueve malagueños. Además, la selección de autoras y autores es plenamente paritaria. Toda una declaración de intenciones de esas buenas prácticas tan echadas de menos.

Organizada en seis secciones desplegadas en las tres plantas de La Coracha, Omnímoda ofrece una definición eficaz de la fotografía hoy como el cruce y lugar de encuentro de todas las disciplinas artísticas.

Aunque no desarrolle un argumento plenamente original, ya que en algunas facultades de Bellas Artes existe desde hace años una asignatura de fotografía aplicada a soportes. Y bajo la noción de fotografía expandida, siga de cerca la estructura de la muestra La pintura. Un reto permanente presentada por ”la Caixa” hace cinco años.

Carlos Aires, 'Telediario IV', 2019. Foto: Carlos Aires

Carlos Aires, 'Telediario IV', 2019. Foto: Carlos Aires

Precisamente, tras el cuestionamiento radical del arte conceptual de disciplinas y géneros artísticos específicos –aquí aludidos al inicio del recorrido con dos figuras claves en el arte contemporáneo español como son Esther Ferrer y Luis Gordillo–, la hibridación se impondrá como la estrategia básica, casi ineludible, para la creación.

Aunque será la fotografía, justo ese nuevo medio de la modernidad que desde su inicio se hiperespecializa por el acoso de la pintura, por un lado; pero que es proclamada por Walter Benjamin como el medio que rompe el aura de la autenticidad de la obra artística, donde la primera copia es igual a la copia mil, la que a la postre se convertirá en crisol de esa hibridación.

Comenzando el recorrido por “La fotografía como objeto”, donde destacan además del fantástico y poco conocido Autorretrato aleatorio de Ferrer, los displays de thermofax de Marisa González, los vistosos platos del Telediario de Carlos Aires y los Souvenirs de Miguel Trillo.

En la siguiente sección, “La fotografía como pintura”, con Juan Uslé e Ignasi Aballí a la cabeza, se desgranan interesantes propuestas de Ofelia García, los malagueños Isabel Rosado y Manuel Franquelo y el fascinante políptico en gran mural Blanco de España de Jorge Isla, entre otras posibilidades que reconducen al medio fotográfico a la reflexión conceptual de su gramática, más allá de la captación de la mera visualidad.

Gloria Oyarzabal, 'Usus Fructus Abusus', 2022. Foto: Gloria Oryazabal

Gloria Oyarzabal, 'Usus Fructus Abusus', 2022. Foto: Gloria Oryazabal

En la segunda planta, de algún modo, se redoblan y amplifican los presupuestos iniciales. Ya no hablamos de la aplicación objetual de la fotografía, sino de su hibridación con la escultura que dialoga con los cuerpos de los visitantes. Un ejemplo magnífico es el biombo USUS FRUCTUS ABUSUS. La Blanche et la noire de Gloria Oyarzabal, cuyas transparencias multiplican su crítica a la imaginería racista en la historia de la pintura y de la fotografía. Y, por supuesto, no podían faltar aquí las piezas recortadas de Miguel Ángel Tornero.

Por otra parte, se aborda la relevante sección “El libro como paradigma”. Su importancia radica en que el libro, con sus diversas combinaciones de imagen y texto, ha sido y es el dispositivo clásico de la fotografía especializada.

Ahora expandido en el espacio con la serie Farenheit de Joan Fontcuberta, el otro gran pilar en el que se apoya esta exposición, desde los pasillos de entrada a la muestra. Y con las narrativas complejas de Juan del Junco, Linarejos Moreno y Cristina de Middel.

En cambio, en la última planta el guion se diluye hacia una aproximación temática. Las piezas de Isidro Blasco en “La fotografía como experiencia del lugar” tienen una obvia dimensión escultórica, como las Confluencias de Moreno Grau. Así como el lugar propio del políptico Zona de trincheras de Florencia Rojas sería el libro expandido.

Y algo semejante ocurre con la difusa “Redefinición del Canon: Nuevas Identidades”, con el Proyecto humanae de Angélica Dass sobre el color de la piel y los impactantes vídeos en 3D de Marina Núñez, junto a obras de otros artistas que habrían encajado mejor en anteriores secciones, en una selección que evidencia también condicionantes mercantiles.