
Frank confiesa la realidad de su vida.
Frank Cuesta se abre en canal y confiesa que es mitómano: "No tengo cáncer y tampoco soy veterinario ni herpetólogo"
El conocido presentador ha revolucionado las redes sociales con un vídeo en el que confiesa que toda su vida pública es una mentira.
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"No tengo cáncer". "Ni soy veterinario ni herpetólogo". "Todos los animales del Santuario han sido comprados"… Así, sin rodeos, Frank Cuesta (53 años) ha sacudido las redes sociales con un nuevo vídeo donde reconoce una larga lista de falsedades que, durante años, han marcado su imagen pública.
El conocido defensor de los animales y presentador de televisión ha confesado que su vida mediática ha estado construida sobre una base de mentiras, itiendo que sufre de mitomanía, un trastorno psicológico que lo ha llevado a distorsionar la realidad de forma reiterada.
El vídeo, de apenas unos minutos de duración pero con un peso mediático demoledor, deja al descubierto una cara completamente distinta a la que Frank Cuesta mostró durante años frente a las cámaras.

Frank Cuesta decía que tenía cáncer.
A lo largo de los casi tres minutos de vídeo, visiblemente afectado, el mediático defensor de la fauna silvestre ha itido haber construido una imagen pública basada en mentiras, motivado por un problema de mitomanía —la tendencia patológica a mentir— y ego.
Tras disculparse públicamente de Chi, un amigo que trabajaba junto a él en el santuario, por el hate que le cayó tras su detención, el presentador ha comenzado el vídeo lamentando que todo ha sido resultado de "un personaje, y poco a poco se me ha ido yendo de las manos". Una confesión que ha hecho mientras leía un texto previamente preparado con el que afronta ante cámara la dureza de sus palabras.
Frank reconoce que "ni soy veterinario ni soy herpetólogo", aunque afirma que sí que tiene "conocimientos que no son básicos de animales, pero tampoco son conocimientos profesionales". Unas palabras con las que empieza a desmontar la cara pública que hasta ahora se le conocía.
Sin embargo, el gran shock llega cuando, sin tapujos, Cuesta reconoce que "no tengo cáncer", una narrativa que hasta ahora había generado gran compasión y solidaridad por parte de todos sus seguidores.
No obstante, explica que sí lleva años tratándose de una mielodisplasia, una enfermedad grave de la médula ósea, pero no terminal como en su momento dejó entrever.
También ha desmontado la imagen de su santuario de animales, que según él mismo, no responde a lo que siempre había promovido. "Todos los animales han sido comprados, por lo tanto podríamos definir que es más una granja de animales que un santuario", confiesa. Además, ite no haber rescatado nunca animales, algo que ha sido parte fundamental de su discurso público.
En esta misma línea, Cuesta ha hecho una grave autocrítica respecto a la muerte de varios animales bajo su cuidado, confesando que “murieron por mi negligencia”.

Frank Cuesta junto a la policía en su santuario.
Con este comunicado, Frank Cuesta ha asumido plenamente la responsabilidad por el acoso que recibió su excolaborador Chi tras su detención en Tailandia. Pide disculpas tanto por haber hablado mal de él, reconociendo que lo hizo por celos y miedo a la competencia, como por la revelación de información que sufrió a través de terceros. Así, ha asegurado que quien fue su compañero no tuvo ninguna responsabilidad en su detención ni en la gestión financiera del santuario.
Respecto a ese episodio, ha revelado que su arresto fue producto de una denuncia anónima de una ciudadana tailandesa, y que en ese momento tenía animales sin los papeles legales correspondientes. En este punto, ha dejado claro que no hubo conspiraciones ni traiciones: "Ninguna de las personas que fueron señaladas tienen nada que ver con la misma".
Finalmente, con la voz entrecortada, Frank Cuesta ha pedido disculpas públicas: "Asumo mi responsabilidad de haber engañado a todos y pido perdón por haberme aprovechado de tanta gente".
Un giro muy inesperado en la vida pública de este conocido defensor de los animales que ahora plantea numerosas preguntas sobre los límites entre una figura mediática y su vida real tras años de contradicciones.