Una botella de La oficina de Julián Sardina 4t333e
Jesús Tudanca, de triunfar con una pastelería y un área de servicio en la A-1 a montar una bodega con vinos de alto nivel g2842
Uno de los personajes más conocidos de Aranda de Duero. Su pastelería es famosa en toda la comarca y ahora sus vinos también cogen carrerilla. 194n4g
Más información: El tinto jumillano de viñas centenarias que más vende el sumiller de Cardumen 3e113f
Hombre emprendedor, puso en marcha en 1983 un área de servicio, poco antes de llegar a Aranda de Duero desde Madrid, en la A-1. La muy famosa Área Tudanca, donde además de gasolinera, hay cafetería, restaurante, tienda… Y donde poco después, en el 2002, construyó un hotel de nivel con cuatro estrellas, rodeado de viñedos, que fue alivio para viajeros que andaban por la zona; porque la Ribera Burgalesa, incluyendo Aranda, estaba bastante coja de alojamientos de calidad.
Más adelante, lo mejoró para el enoturismo al incorporar también un spa. Los vecinos encantados, porque el espíritu emprendedor de Jesús Tudanca reportaba buenos puestos de trabajo.
Y llegó el día en el que esos mismos vecinos vieron que en las tiendas de la familia aparecían vinos con la marca Tudanca. Y los que le conocían rememoraron la historia. La familia disponía de viñedos en La Horra, uno de los pueblos vinícolas más importantes de la zona, y en sus alrededores, de 36 hectáreas. Las habían heredado de sus padres y abuelos, viticultores por cuatro generaciones. No se metían en muchos problemas, vendimiaban y vendían las uvas.
Hasta que en un momento determinado dos personajes claves intervinieron: en primer lugar, Tomás Postigo, principal receptor de esas uvas, enólogo de prestigio y bodeguero de éxito en Ribera, donde es un hombre muy influyente, que los instó a elaborar su propio vino.
El nacimiento de la bodega 503sh
El otro personaje partió de la misma familia y fue la madre, Vicenta de las Heras, la que a base de insistir, convenció por fin a Jesús y a sus tres hermanas, a montar su propia bodega. Y claro, el hiperactivo Jesús Tudanca, se puso de nuevo al frente del negocio. En 2014, con 100 años justos, murió Vicenta de las Heras viendo su sueño cumplido.
Una botella de Vicenta Mater
Apoyados por el enólogo francés Emmanuel Ivars, en Tudanca Bodegas Y Viñedos hacen una buena gama de vinos. Un media crianza de 9 meses, La Nava. Y luego los dos más potentes. El primero es el Vicenta Mater 2019, con 12 meses en barrica, que presenta una nariz intensa con marcados aromas frutales, muy Ribera. Hay especias, recuerdos de cacao de la barrica. En boca es potente, con cuerpo y estructura y largo final salino. P.V.P. 19 euros.
La oficina de Julián Sardina
El alta gama se llama La Oficina de Julián Sardina. Como con la etiqueta de la madre, aquí también hay una llamada al cariño familiar. Julián era el cuñado y amigo íntimo de Jesús Tudanca. Amante del aire libre y de los viñedos, se construyó un banco de piedra, delante de unos de ellos, donde iba a mirar sus papeles, sus cosas, pero sobre todo a disfrutar de los viñedos. A aquello le llamaba “la oficina”. El vino tiene 17 meses de crianza, y como el anterior, es tempranillo cien por cien. En nariz tarda en abrirse para luego dar lugar a la presencia de fruta negra madura, tonos balsámicos. Aparece la madera de calidad. En boca es redondo, con tensión debido a la buena acidez, pero muy equilibrado y largo. P.V.P. 35 euros.
Tres Maris
También tienen un blanco, este se hace en la zona segoviana de Rueda, su nombre es Tres Maris, en homenaje a las tres hermanas Tudanca de las Heras, nacidas en aquellos tiempos en que casi todos los nombres de mujeres llevaban un María por delante. Es fresco, directo, con recuerdos de heno, anisados, con algo de fruta tropical como la piña, pero sin pasarse. La boca, fresca, con buena acidez y paso muy agradable P.V.P. 10 euros.
Decidido y combativo, a Jesús Tudanca no hay quien lo jubile. Tiene muchos proyectos e ideas en la cabeza para desarrollar.
