
Una parrilla con pescado. 513247
Los médicos piden no comer este famoso pescado tras vincularse con miles de casos de cáncer agresivo k152y
Aunque el koi plaa es un pescado esencial en la cultura y gastronomía del nordeste tailandés, los estudios más recientes lo han relacionado con uno de los cánceres más agresivos y letales. 14314k
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Algunos países del sudeste asiático son conocidos por su amplia gastronomía asociada al consumo de pescado y marisco, y especialmente al consumo de pescado crudo. Uno de estos países es Tailandia, en cuya zona noreste, rica en ríos y lagos, es habitual la alimentación a base de pescados de origen local y en formato crudo.
Uno de los más conocidos, aunque de pequeño tamaño, es el koi plaa. Su consumo suele ser en crudo, acompañado como mucho con algunas especias y hierbas locales, y sin mayor complicación. Sin embargo, ha demostrado relación con un cáncer muy agresivo.
De hecho, durante el pasado año 2017, The Guardian ya informó sobre la relación entre este plato tradicional tailandés y la gran incidencia de un tipo de cáncer de hígado muy específico: el koi plaa es una de las principales causas de infección por el parásito Opisthorchis viverrini, y dicho microorganismo se ha asociado con un mayor riesgo de colangiocarcinoma.
El koi plaa no solo es un reclamo turístico, sino que existe un gran valor cultural y social asociado a su consumo en el noreste de Tailandia. Se consume en reuniones familiares, festividades e incluso como símbolo de identidad regional.
Sin embargo, el consumo de este pescado en este formato crudo aumenta el riesgo de sufrir la infección por el mencionado O. viverrini, llegando a los 6 millones de personas afectadas cada año solo en este país.
El mecanismo de acción de este parásito se ha ido dilucidando con el paso de los años: cuando se consume el pescado crudo contaminado, Opisthorchis viverrini puede alojarse en las vías biliares del hígado, dando lugar a una inflamación crónica, un aumento del tamaño del conducto de las vías biliares, y finalmente una alteración del tejido (fibrosis) con sus consecuentes mutaciones genéticas.
En última instancia, se puede llegar a desarrollar el temido colangiocarcinoma. De hecho, O. viverrini está clasificado como carcinógeno del Grupo 1 por parte de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC).
Para que nos hagamos una idea de esta relación tan directa, en zonas como Khon Kaen, al noreste de Tailandia, la incidencia de colangiocarcinoma es de 80 por cada 100.000 habitantes, siendo una de las incidencias más altas del mundo. Además, este tipo de cáncer suele acarrear un diagnóstico tardío, dada su falta de sintomatología hasta que se encuentra en etapas avanzadas.
El colangiocarcinoma es un tumor maligno originado en los conductos biliares, es decir, los conductos que llevan la bilis desde la vesícula biliar hacia el exterior. Aunque representa solo el 3% de todos los cánceres gastrointestinales, dada su evolución lenta y su escasa sintomatología inicial, es un cáncer muy agresivo y con un pronóstico habitualmente desfavorable.
Se sabe que puede estar en tres localizaciones: intrahepático (dentro del hígado), perihiliar (alrededor de los conductos del hígado) o cerca de la salida del conducto colédoco hacia los intestinos, concretamente hacia el duodeno.
Aunque los síntomas dependerán de la localización del tumor, suelen iniciarse en etapas avanzadas de la enfermedad, pudiendo sufrirse fatiga, pérdida de peso, fiebre intermitente, malestar abdominal y otros síntomas inespecíficos.
Asimismo, algunos casos sí producen síntomas más llamativos y localizados, dada su afectación directa a nivel del hígado: ictericia o coloración amarillenta de la piel (por obstrucción del conducto biliar), coluria (orina oscura) y acolia (heces claras) por alteración de la función de la bilirrubina, e incluso aumento de tamaño del hígado o hepatomegalia.
Actualmente tanto la OMS como las universidades tailandesas están aunando esfuerzos en programas de prevención, cribado y educación al respecto del consumo de koi plaa en forma cruda y este significativo riesgo de sufrir cáncer a largo plazo. Se trata de un proceso complejo, dado que se producen tensiones entre la tradición cultural y los evidentes perjuicios a nivel de salud pública, pero se están produciendo avances paulatinos en dicho aspecto.