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Los científicos más prestigiosos del mundo se rebelan contra Donald Trump. Casi dos millares de investigadores de distintas nacionalidades han firmado una carta abierta denunciando los ataques del presidente de Estados Unidos contra la investigación y el conocimiento científico en el país.

La misiva está firmada por electos de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, y cuenta entre sus nombres con varios premios Nobel, así como científicos de las universidades de Yale, Harvard, Stanford y Oxford, entre otras. En la carta se advierte que las políticas de Trump están causando un daño irreparable a la comunidad científica del país y, por extensión, al progreso global.

"Todos dependemos de la ciencia. La ciencia nos ha dado los teléfonos inteligentes en nuestros bolsillos, los sistemas de navegación en nuestros autos y la atención médica que salva vidas", recuerdan los firmantes. Pero, según denuncian, la istración Trump está debilitando el ecosistema de investigación con recortes de presupuesto, censura y despidos masivos de científicos.

La carta expone con contundencia los peligros de esta situación. "La istración está reduciendo drásticamente la financiación de agencias científicas, cancelando subvenciones para científicos, dejando sin fondos sus laboratorios y obstaculizando la colaboración científica internacional". Según los expertos, estas acciones están provocando la paralización de estudios clave, como investigaciones sobre nuevos tratamientos para enfermedades, y forzando a universidades a despedir profesores y limitar el a programas de posgrado.

Uno de los puntos más alarmantes se centra en la censura impuesta desde el Gobierno. "La istración está aplicando censura, destruyendo esta independencia" de la investigación, afirman los científicos. A través de "órdenes ejecutivas y amenazas financieras", el Gobierno de Trump ha intentado manipular qué estudios reciben financiamiento y cuáles se publican, así como los resultados que pueden hacerse públicos.

Esto ha generado un "clima de miedo" en la comunidad científica. "Investigadores, temerosos de perder sus fondos o su estabilidad laboral, están eliminando sus nombres de publicaciones, abandonando estudios y reescribiendo propuestas de subvenciones y artículos para eliminar términos científicamente precisos (como 'cambio climático') que las agencias han marcado como objetables".

El impacto de estas políticas no solo se limita al ámbito académico, sino que también pone en riesgo la economía, la salud pública y la seguridad nacional de Estados Unidos. "Si se desmantela el sistema de investigación de nuestro país, perderemos nuestra ventaja científica", advierten. Otras naciones, alertan, tomarán la delantera en el desarrollo de "nuevos tratamientos para enfermedades, fuentes de energía limpia y las tecnologías del futuro".

Las consecuencias podrían ser devastadoras. "Sus poblaciones serán más saludables y sus economías nos superarán en negocios, defensa, recopilación de inteligencia y monitoreo del estado del planeta", alertan los firmantes de la carta. "El daño a nuestro sistema científico podría tardar décadas en revertirse".

Un ejemplo concreto del ataque del Gobierno a la ciencia es la presión sobre las universidades. La carta denuncia que la istración Trump ha abierto investigaciones contra más de 50 universidades, enviando un "mensaje alarmante" a la comunidad académica. "La Universidad de Columbia fue notificada recientemente de que su financiación federal sería retenida a menos que adoptara ciertas políticas disciplinarias y cerrara un departamento académico señalado por la istración".

La comunidad científica teme que estos "ataques sistemáticos" puedan convertir a EE.UU. en un país menos competitivo en el escenario global. Mientras otras naciones, como China y la Unión Europea, invierten agresivamente en investigación y desarrollo, Estados Unidos parece estar desmantelando su propio liderazgo en el campo.

Ante esta situación, los firmantes de la carta hacen un llamado a la acción. "Hacemos un llamado a la istración para que detenga su ataque generalizado contra la ciencia en EE.UU. e instamos al público a unirse a esta causa". Piden a los ciudadanos que compartan esta información, en a sus representantes en el Congreso y ayuden a sus comunidades a comprender "lo que está en riesgo".

"La voz de la ciencia no debe ser silenciada", concluyen los científicos. "Todos nos beneficiamos de la ciencia y todos perderemos si se destruye el sistema de investigación del país".