Álvaro Mel, desde Salamanca hasta Netflix: “ha sido un camino largo, pero mío”

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Álvaro Mel, desde Salamanca hasta Netflix: “Ha sido un camino largo, pero mío” 311d2r

Del anonimato al éxito internacional, el actor salmantino repasa su camino desde las redes hasta su consolidación en Netflix con 'Manual para señoritas'. 5i91m

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Por mucho que haya volado lejos, Álvaro Mel sigue teniendo el ancla bien clavada en Salamanca. Entre rodajes, estrenos y campañas, siempre encuentra un hueco para regresar a su ciudad natal.

"Salamanca es mi refugio. Siempre vuelvo", confiesa con la misma naturalidad con la que narra cómo pasó de estudiar arquitectura en Valladolid a protagonizar una de las grandes apuestas de Netflix. Su historia es una mezcla de intuición, valentía y trabajo duro, donde las redes sociales fueron una catapulta, pero no el destino final.

Ahora, con el estreno de "Manual para señoritas", Álvaro consolida su carrera en el audiovisual dejando claro que su nombre ya no depende de números en Instagram, sino de talento frente a la cámara. EL ESPAÑOL de Castilla y León ha hablado con él sobre sus inicios, su relación con Salamanca, los prejuicios de la industria y su crecimiento como actor.

Salamanca: hogar y refugio 1n5c34

Álvaro Mel vivió toda su infancia y juventud en Salamanca. Allí estudió, creció y tejió una red de recuerdos que sigue muy presente en su vida. “Siempre que vuelvo, hago el paseo desde la Puerta Zamora hasta Casa Lis. Es algo casi ritual. Me encanta esa parte del casco antiguo. Rodaría allí cualquier película”, cuenta.

Aunque Salamanca no ha estado directamente conectada con su carrera profesional, para Álvaro tiene un valor íntimo: es el lugar donde todo permanece igual, cuando todo lo demás cambia.

“A nivel profesional me he movido fuera, pero como persona me ha definido mucho: la educación que recibí de mis padres, mis amistades de toda la vida, mi forma de ver las cosas… eso es Salamanca”, resume.

Arquitectura, DJ y decisiones valientes 3r676z

Antes de ser actor, Mel empezó estudiando Arquitectura en Valladolid. “El material era carísimo. Me puse a pinchar como DJ en discotecas para poder mantenerme, pero aun así no pude continuar la carrera.” Esa experiencia lo empujó a tomar una de las decisiones más importantes de su vida: apostar por Madrid.

Pregunta: ¿Cómo fue ese momento de decidir irte a Madrid en vez de volver a casa?

Respuesta: “No quería rendirme. Estaba en un punto en el que no tenía nada que perder, y las redes ya empezaban a darme algo de sustento. Así que decidí tirar para adelante, probar cosas nuevas, ver hasta dónde podía llegar. Me lancé a la interpretación sin expectativas, pero con muchas ganas.”

Del anonimato a los focos 4g4i2w

Los primeros castings no salieron bien, pero fueron la puerta de entrada a su primer proyecto: “La otra mirada”. Fue ahí donde Álvaro se dio cuenta de que la interpretación le exigía mucho más que las redes sociales. Y eso le fascinó.

“He aprendido más actuando que en cualquier escuela. Cada rodaje ha sido una clase práctica para mí. Me considero una esponja: aprendo de mis compañeros, del equipo técnico, de todo lo que me rodea”, dice.

Ese respeto por el oficio ha sido constante en su evolución. No tiene formación académica como actor -al igual que otras muchas grandes estrellas- pero es algo que no le ha impedido construir una carrera sólida con base en el trabajo constante. “Cuando descubrí lo que era actuar de verdad, supe que quería dedicarme a esto.”

P: ¿Notaste barreras por no venir del circuito tradicional de actores?

R: “Sí, al principio sentí que no se me tomaba en serio. Venía de trabajar sólo desde redes sociales y más de uno me veía como un intruso. Fue a base de trabajo cuando me fui ganando el respeto dentro de la profesión.”

Ahora, ese panorama ha cambiado. Las redes ya forman parte del radar de las productoras. Pero Álvaro advierte: “Puedes tener millones de seguidores y que nadie vea tu serie. No es garantía de nada. Lo importante es currárselo y demostrarlo en cada proyecto.”

Sobre su éxito digital, prefiere mantener los pies en el suelo: “No me creo más que nadie por tener seguidores. Intento ser coherente con lo que muestro, no hacer publicidad de cualquier cosa y no exponerme demasiado. Las redes no te definen como persona.”

Amenábar, Netflix y el punto de inflexión 3he5j

Uno de los momentos más importantes de su carrera llegó con “La Fortuna”, bajo la dirección de Alejandro Amenábar. “Era mi segundo proyecto como actor, y me temblaban las piernas. Pero me dije: si estoy aquí, es porque alguien ha visto algo en mí. Así que fui a por todas.”

La serie, rodada en español e inglés, supuso un gran aprendizaje. “Me dio tablas. Me enriqueció muchísimo. Aprendí de Alejandro, de los compañeros… fue una experiencia que me hizo crecer muchísimo como actor y como persona.”

Después vino “Un cuento perfecto”, que fue número uno en Netflix durante semanas y arrasó especialmente en Latinoamérica. “Lo grabamos sin demasiadas expectativas, pero la respuesta fue increíble. Me hizo ilusión que conectara tanto, pero lo que más valoro es el proceso, el trabajo que hay detrás, el personaje… eso es lo que me llena.”

El estreno: “Manual para señoritas” 5l95o

Ahora regresa a Netflix con “Manual para señoritas”, una serie de época que rompe con el tono clásico del género. “Cuando me llegó el proyecto pensé que sería otra comedia romántica más, pero al leer el guion vi que era todo lo contrario. Es una serie muy gamberra, con mucho humor y muy bien hecha.”

Su personaje, Santiago Torres, es un periodista con más torpeza que heroicidad. “No es el típico galán. Es cobarde, inseguro, pero con mucha chispa. Tiene una relación muy divertida con el personaje de Nadia de Santiago. Es un ‘toma y daca’ constante, con mucha carga intelectual. Eso me encantó.”

Álvaro Mel interpretando su personaje, Santiago Torres, en Manual para señoritas

Álvaro Mel interpretando su personaje, Santiago Torres, en "Manual para señoritas" NETFLIX

La estética de la serie también le conquistó: “Tiene un universo visual muy potente. Vestuario, decorados, planos... Todo está cuidado al milímetro. Y que la protagonista rompa la cuarta pared le da un toque brutal. Te mete dentro de la historia desde el minuto uno.”

Álvaro no puede desvelar todavía sus próximos proyectos, pero sí adelanta que está explorando otras facetas, incluso detrás de la cámara.

Y mientras tanto, ha aprendido a convivir con los ritmos irregulares del sector. “Este trabajo va por rachas. He aprendido a disfrutar cada etapa. Cuando hay curro, lo doy todo. Y cuando no, no me machaco. Sé que volverá.”

Lo dice desde la serenidad de quien ya ha pasado por momentos de incertidumbre, pero ha salido fortalecido. De quien ha construido su sitio sin atajos. De quien, cada vez que vuelve a casa, lo hace sabiendo que todo sigue igual. Y eso, para Álvaro Mel, es lo mejor de todo.