
Turistas en Zaragoza. Ayuntamiento de Zaragoza Zaragoza 2c712h
El monumento de Zaragoza que todos conocen pero que muy pocos saben su significado: es una estatua gigantesca 2392
Erguida en una rotonda transitada, miles de zaragozanos la ven cada día. Pero casi nadie conoce la historia, ni el ambicioso proyecto original que hay detrás de esta imponente figura metálica. 6bc4i
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A simple vista, puede parecer una escultura más. Pero lo cierto es que el monumento ubicado en la rotonda de la Avenida Isabel la Católica, justo en la confluencia con la carretera de Valencia y la Vía Hispanidad, encierra una historia mucho más profunda —y olvidada— de lo que parece.
Se trata de una gigantesca figura metálica de estilo figurativo, obra del reconocido escultor aragonés Ángel Orensanz, quien la diseñó con una ambición mucho mayor que la de un simple homenaje real: iba a ser el símbolo del Bimilenario de Zaragoza. Un gesto monumental que marcaría para siempre el paisaje urbano de la ciudad. Sin embargo, el proyecto original nunca llegó a materializarse por completo.
La escultura gigante, está ubicada en medio de una rotonda por la que pasan cientos de zaragozanos cada día, es un homenaje a Isabel la Católica. Nadie lo diría, pero así lo afirma su ficha y su nombre.
Una estatua que nació de un sueño truncado 225i3r
Corría el año 1978 cuando Orensanz propuso al Ayuntamiento una obra conmemorativa que celebrase los 2000 años de historia de Zaragoza. Su propuesta, como tantas otras del artista oscense, iba más allá de lo decorativo: buscaba provocar, emocionar, invitar a la reflexión.
El proyecto original no fue aprobado oficialmente por las instituciones, pero la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza decidió apostar por la idea y costear la pieza que hoy preside la rotonda.

Escultura Isabel la Católica. Unjubilado.com
Lo que vemos ahora es una imponente estatua de acero rojo, con un montaje en planos y huecos que genera un efecto visual casi fantasmal. La rotonda en la que está el monumento la atraviesa el tranvía, pero seguramente los viajeros no se habrán percatado de su presencia.
La reina Isabel la Católica aparece representada de pie, hierática, solemne, con un aire distante que contrasta con el tráfico constante que la rodea. El estilo recuerda a otra obra de Orensanz, el "Monumento a la Jacetania" en Jaca, con la misma estética fragmentada y conceptual.
Isabel, el ángel y el Ebro: una triple alegoría 2l1y8
Aunque la figura principal es la de Isabel la Católica, la simbología que encierra esta escultura va mucho más allá. Según diversas fuentes bibliográficas, la obra incorpora elementos que remiten al ángel protector de Zaragoza —presente en otras representaciones artísticas de la ciudad— y a una alegoría del río Ebro, uno de los ejes geográficos y culturales de la capital aragonesa.
En la base del monumento pueden verse las dos caras de la moneda conmemorativa del Bimilenario, un guiño a lo que pudo ser y no fue. Por eso, en algunos registros y catálogos patrimoniales, como el Inventario de Bienes Histórico-Artísticos del Ayuntamiento de Zaragoza o el de VALTECSA, aparece esta obra también bajo el nombre de "Monumento del Bimilenario".
Una obra firmada y olvidada 5k1ka
Pocos transeúntes reparan en los pequeños detalles que dan pistas sobre la autoría de la pieza. En el pilar posterior que la sostiene puede leerse, grabado en el metal: "ORENSANZ 1986", año en que probablemente se completó la obra, pese a haber sido diseñada una década antes.
El escultor, que ha llevado su arte a Nueva York, Berlín o Jerusalén, dejó en Zaragoza una huella que muchos pasan por alto. Su obra no solo dialoga con la historia, sino también con el espacio urbano, la memoria colectiva y los símbolos de poder.
Hoy, el monumento se mantiene en pie, observando el paso del tiempo y el tránsito incesante de vehículos. Miles lo ven, pocos lo miran. Y menos aún saben que bajo esa chapa metálica se esconde una reina, y la memoria de toda una ciudad milenaria.