Jorge Díaz, escritor e integrante de Carmen Mola.

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Cultura

Jorge Díaz, escritor: "Mi forma de matar tras ser Carmen Mola ha cambiado, ahora escribo cosas espectaculares" 3g154j

Jorge Díaz, uno de los tres integrantes del fenómeno Carmen Mola, regresa con un thriller histórico basado en hechos reales: 'El espía'. k1n10

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Zaragoza
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Un asesinato siempre llama la atención, ya sea real o ficticio. La violencia, el miedo o el asombro son reacciones humanas capaces de provocar los sentimientos más contradictorios. Desde el rechazo primitivo hasta el morbo visceral. Matar no debe ser nada fácil, y esperemos que jamás nos veamos en esa tesitura. No obstante, algunos escritores consiguen hacerlo con un desparpajo apabullante.

Jorge Díaz, integrante del fenómeno Carmen Mola, ha sacado en solitario una nueva novela: El espía. Este thriller histórico, basado en hechos reales, destapa una increíble figura que ha pasado desapercibida en los libros de texto y que, sin embargo, tuvo un papel, no sé si relevante, pero desde luego muy interesante, durante la Segunda Guerra Mundial.

El barón Von Rolland fue un agente judío al servicio del espionaje nazi, y su historia la descubrimos en 'El espía', que comienza, ni más ni menos, que con su brutal asesinato, "antes mataba de forma más aseada, pero después de Mola, escribo cosas espectaculares" reconocía a El Español el periodista y escritor Jorge Díaz.

Entrevista a Jorge Díaz, integrante de Carmen Mola 2q6m2t

Pregunta: Para empezar y entrar en sintonía, cuéntanos¿de qué va El espía?

Respuesta:
El espía parte de una historia real que descubrí hace años: la del barón Von Rolland, que en realidad ni era barón ni se llamaba así. Era un judío de Salónica, nacionalizado alemán, llamado Isaac Ezratty. Un hombre políglota, elegante, seductor, que se hizo millonario y llegó a ser jefe de los espías alemanes en Barcelona durante la Primera Guerra Mundial. Uno de sus os era Wilhelm Canaris, que después sería un personaje clave entre Hitler y Franco.

Canaris, al ver el auge del antisemitismo, le advirtió a Ezratty que debía irse, y así terminó trabajando como espía en Argentina para salvar su vida, no por convicción nazi. Tras la Segunda Guerra Mundial, fue entregado por los argentinos a los ingleses, estuvo preso, colaboró con ellos y fue liberado. No podía volver a Alemania ni a Israel, así que se instaló en España, obtuvo la nacionalidad sefardí y, el mismo día que recibió el pasaporte, desapareció. A partir de ahí, yo me invento el resto: lo asesino en la primera página, así que no es mucho spoiler, y la novela se convierte en un thriller que investiga su asesinato y, al mismo tiempo, descubre quién era realmente ese misterioso barón Von Rolland.

Jorge Díaz con su novela 'El espía'.

Jorge Díaz con su novela 'El espía'. E.E

Pregunta: Has dicho que matas al protagonista en la primera página, como pasa en Crónica de una muerte anunciada.

Respuesta:
"El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”… sí, una novela maravillosa. Ya me gustaría a mí acercarme mínimamente a lo bien que escribía García Márquez. Yo le mato al principio, es verdad y bueno, pues hay que hacer la investigación en los dos sentidos. En El espía, el cadáver aparece en una playa de Mojácar. Todo el mundo piensa que es un nazi huido, pero descubren que tiene un tatuaje de los campos de concentración. Entonces la investigación avanza en dos direcciones: hacia adelante, para saber quién lo mató, y hacia atrás, para saber quién era realmente.

Pregunta: En tu novela parece haber un juego constante entre historia real y ficción. ¿Dónde pones el límite?

Respuesta:
Yo siempre digo que no hay enfrentamiento entre historia y novela, mientras seas honesto: si quieres leer historia, lees un ensayo; si quieres leer ficción, sabes que el autor inventa. Me documento seriamente sobre hechos históricos, pero los personajes se mueven según las necesidades de la trama. En este caso, uso un personaje real y algunos hechos documentados, pero a partir de su desaparición, todo es ficción.

Pregunta: ¿No temes que el lector piense: “otra novela más sobre la Segunda Guerra Mundial”?

Respuesta:
No, porque yo no escribo sobre la guerra en sí. La guerra es el telón de fondo, pero lo que me interesa es la vida de mis personajes, en este caso del barón: su huida, su identidad, su asesinato.
Sí, se ha escrito mucho sobre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, pero dejaríamos de escribir novelas si pensáramos que todo está ya contado.

Pregunta: Hablemos de tu proceso creativo. ¿Cómo trabajas una novela como esta?

Respuesta:
Soy muy de horario de oficina, como si fuera un "escritor-funcionario". Escribo cada día como un oficinista: unos días salen las cosas mejor y otros peor, pero trabajo siempre. Esta historia la tenía en la cabeza hace muchos años, la descubrí documentándome para otra novela sobre la Barcelona de 1917. Recordé La verdad sobre el caso Savolta, que había leído en el instituto, y al investigar me topé con que estaba basada en hechos reales y me fascinó la historia de Barret y de un jefe de espías alemanes.

Siempre me parecía un proyecto demasiado grande —ocupaba 50 años de historia y no tenía final— así que lo fui postergando. Pero cuando decidimos en Carmen Mola escribir cada uno una novela en solitario, me enfrenté por fin a ella.

Pregunta: ¿Cómo diste forma a la estructura de la novela?

Respuesta:
La clave fue basarme en los interrogatorios reales que los ingleses hicieron a Von Rolland en un campo de prisioneros. Usé esos interrogatorios como motor narrativo, como si fueran flashbacks o voces en off que conectan pasado y presente.

Y en cuanto al método, soy un escritor de "mapa", no de brújula: planifico todo antes de empezar, sé el final, tengo la escaleta. Aunque también dejo espacio para incorporar detalles de lugares reales que voy visitando: Buenos Aires, Mojácar… Tengo un archivo mental e incluso fotográfico, de sitios que algún día usaré en una novela.

Pregunta: Has mencionado Mojácar y Buenos Aires, ¿sueles documentarte in situ?

Respuesta:
Sí, siempre que puedo. Por ejemplo, en Buenos Aires recorrí el barrio judío tomando fotos sin saber exactamente cómo las iba a usar. Igual que en Mojácar: cuando fui a presentar una novela con Carmen Mola, supe que algún día ambientaría allí una historia.

Pregunta: ¿Hay algún lugar de Zaragoza que te haya inspirado?

Respuesta:
Me encanta Zaragoza: el Tubo, el Pilar… Y cada vez que me invitan a una radio de aquí, paso cerca del Club Helios, ese con piscinas al lado del Ebro. Siempre pienso que algún día lo usaré en una novela.

Pregunta: ¿Cómo afectó el fenómeno Carmen Mola a tu carrera?

Respuesta:
Fue un antes y un después. Profesionalmente, lo más importante que me ha pasado. Aprendí muchísimo de mis compañeros, Agustín y Antonio, escritores excepcionales. Carmen Mola me enseñó a no conformarme con la primera idea, a darle siempre una vuelta más, a buscar algo mejor. Esa exigencia la he llevado ahora a mis novelas en solitario.

Pregunta: ¿Crees que ahora tu estilo individual también tiene algo de Carmen Mola?

Respuesta:
Sí, sin duda. Entre otras cosas en la forma de matar, si ves el primer capítulo de este libro... yo antes habría matado de una forma muy aseada, y ahora, después de Carmen Mola, hago cosas muy espectaculares.

Pregunta: Este año estáis publicando novelas por separado, ¿qué futuro tiene Carmen Mola?

Respuesta:
Aunque hemos publicado individualmente, nunca dejamos de ser Carmen Mola. De hecho, ya estamos trabajando en una nueva novela para 2026. Cada uno publicó su obra individual —primero Agustín, luego yo, y en octubre saldrá la de Antonio— y luego volveremos con un nuevo proyecto conjunto.