El interior del café Ambos Mundos, cuando se inauguró.

El interior del café Ambos Mundos, cuando se inauguró. E.E Zaragoza 3l37s

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El magnifico edificio que ha desaparecido en Zaragoza: en su interior se preparó una revolución 704070

Esta cafetería era la más grande de Europa, podía acoger a 1.800 personas en más de 200 mesas de mármol. 493x62

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A día de hoy no hay una sola ciudad en el mundo que no tenga cafeterías. De hecho, se podría decir que Zaragoza no se entiende sin este tipo de establecimientos. Pero, pese a lo que se pueda llegar a pensar, este tipo de ocio no apareció hasta la segunda mitad del siglo XIX.

Aunque no es que antes no hubiera espacios para que la ciudadanía se reuniera. Estaban las tascas. Eso sí, de este tipo de ocio solo podía disfrutar una parte de la población: los hombres. Por eso, puede llamar la atención que, en ese mismo siglo, se construyera en Zaragoza el Ambos Mundos, que fue la cafetería más grande de Europa. "O eso se decía", cuenta a este diario Jesús Martínez, historiador.

De un año a otro, en Zaragoza comenzaron a instalarse las primeras cafeterías en los alrededores de la plaza España, antes llamada San Francisco. En esa proliferación, aparecen en escena dos empresarios aragoneses, "Manuel Fuy y José Sánchez", que en el año 1881 deciden construir un edificio de viviendas en el Paseo de la Independencia, justo llegando a plaza Aragón.

Fue precisamente en los bajos de ese bloque donde vieron la oportunidad de instalar un local de moda. En aquella época, tal y como cuenta Martínez, esa zona del Paseo de la Independencia no tenía ni aceras ni estaba asfaltado. Pero, de repente, se construyó un edificio "muy grande, que ocupaba toda una manzana".

1.300 metros cuadrados de cafetería m3z5r

El encargado de dar forma a aquella obra colosal fue Antonio Miranda, quien consiguió dar forma a un local "impresionante". La cafetería medía 1.300 metros cuadrados y estaba decorada "con estilo rococó, columnas de hierro, bancos y butacas forradas en terciopelo rojo y paredes revestidas en un elegante tono color café", detalla Martínez.

El exterior del Ambos Mundos, en sus primeros años.

El exterior del Ambos Mundos, en sus primeros años. E.E Zaragoza

Pero su grandeza no era solo estética. El Ambos Mundos podía acoger a 1.800 personas en más de 200 mesas de mármol, y ofrecía una experiencia completamente nueva: "Era uno de los primeros espacios públicos donde podían ir mujeres, acompañadas o solas, gracias a que no se servía alcohol como en las tascas, sino café, chocolate o nata montada", explica Martinez.

Y, precisamente por ese motivo, esta cafetería también fue uno de los primeros locales en Zaragoza con servicios diferenciados para hombres y mujeres, "algo revolucionario para la época". De hecho, el Ambos Mundos fue pensado como "un escaparate del mundo moderno".

Las decoraciones en su interior eran de lo más detalladas, con alegorías de los cinco continentes daban sentido a su nombre. Además, su sala principal se abría hacia lo que hoy es la calle Ponciano Ponzano, "donde se encontraba un jardín interior para fiestas de verano".

Reuniones privadas y una revolución 345t6y

Y no solo eso, si no que este moderno café también ofrecía salas reservadas, "frecuentadas por empresarios y políticos, que permitían reuniones privadas en una atmósfera elegante". Un detalle que, más adelante, hizo que esta cafetería se convirtiera en un espacio idóneo para planear una revolución.

La cafetería también tenía espacio para la 'fiesta' (diferente de la de ahora, ya que hablamos del siglo XIX). "El Ambos Mundos estaba dotada con un estrado elevado para conciertos, música en vivo permanente y una orquesta residente, décadas antes de que se popularizara el concepto de artista o DJ residente", detalla Martinez.

El interior del café después de la reforma.

El interior del café después de la reforma. E.E Zaragoza

Es decir, que por aquellos años no era raro ver actuar a bandas o cantantes, y aunque todo era sobrio y refinado, el entretenimiento era parte integral de la experiencia.

También fue una cafetería pionera en lo técnico. De hecho, el Ambos Mundos fue uno de los primeros locales en contar con electricidad propia, "generada por un motor de carbón instalado en sus instalaciones".

La innovación fue toda un constante en este local, ya que, años más tarde, cuando el Banco de Crédito de Zaragoza compró el edificio en 1928, el espacio se reformó. Se modernizó su estilo y se introdujeron las primeras cafeteras exprés. "Era toda una novedad en España y volvió a relanzar su popularidad", asegura el historiador.

Y, entre innovación e innovación, entre las mesas de esta cafetería fueron pasando miles de historias. Por ejemplo, el 12 de diciembre de 1930 se produjo un pronunciamiento militar contra la monarquía de Alfonso XII, en un intento de proclamar la República.

Pero, ¿qué tiene que ver una cafetería con la política? Cabe, pues, recordar en este punto que el Ambos Mundos contaba con salas privadas donde las personas podían hablar de manera más íntima. Es decir, una atmósfera perfecta que propició que, "cinco días antes de la fecha señalada", se reunieran entre sus mesas el comité Revolucionario de Zaragoza y el de Huesca para imponer la República.

El exterior del edificio tras la reforma de los años 20.

El exterior del edificio tras la reforma de los años 20. E.E Zaragoza

Otra de las anécdotas es que, como estaba en una zona que todavía no estaba desarrollada en Zaragoza, "para que la clientela se acercara hasta el Ambos Mundos se hacían descuentos a los que llegaran con un billete del tranvía", cuenta Martínez.

Reformas para un cliente de otro siglo 48529

Y, entre revueltas y descuentos para cafés, llegamos a mediados del siglo XX, cuando la cafetería experimentó la última transformación. En 1941, el arquitecto José Beltrán reformó el espacio pensando en un nuevo tipo de cliente (ya habían pasado 60 años de la idea inicial).

Por ello, se cambiaron muchas cosas. Empezando por el enorme salón, que se compartimentó para crear diferentes ambientes: "una zona de banquetes, una cervecería y, curiosamente, también una lechería, donde se servía leche, nata o batidos. Una rareza casi olvidada hoy en día", explica Martinez.

Pero como todo lo que marca una moda, el éxito del Ambos Mundos no fue eterno. Las tendencias cambiaban rápido, y lo que fue un icono de la vida social de Zaragoza durante décadas empezó a decaer. Finalmente, el local cerró sus puertas en 1955.

Hoy, pocos recuerdan que en la esquina del paseo de la Independencia con la Plaza Aragón se levantó la que fue, "según la prensa de la época", la cafetería más grande de Europa. Un lugar donde se mezclaban innovación, lujo, vida social y modernidad. Donde por primera vez, mujeres y hombres podían sentarse a compartir un café… y donde se gestó una revolución.