Quince días después de abandonar sus hogares a toda prisa, los vecinos del número 147 de la calle del Coso por fin han podido volver a casa. El Ayuntamiento de Zaragoza ha confirmado que a partir de las 16.00 los inquilinos y propietarios del edificio, ubicado en el barrio de La Magdalena, podían regresar tras el desalojo preventivo llevado a cabo el pasado 26 de marzo. El motivo fue el grave riesgo estructural del edificio anexo, en la calle Mayor 72, que fue declarado en ruina inminente.
Durante estas dos semanas de incertidumbre, los trabajos de apuntalamiento y refuerzo se han sucedido sin descanso. A media mañana del miércoles, el Servicio de Inspección Urbanística realizó una última visita en la que comprobó que ya se habían finalizado los trabajos de seguridad en el inmueble del Coso, eliminando así el riesgo que existía por el deterioro del edificio contiguo. Aunque las labores de desmontaje y demolición de este último continuarán en los próximos días, ya no afectan a la estabilidad del número 147.
Una espera "angustiosa" 6b4v1o
Para Marcos, uno de los vecinos afectados, han sido días "muy difíciles". "No estamos acostumbrados a estar tanto tiempo fuera de casa, y menos en estas circunstancias", cuenta . Durante estos quince días, su familia —su mujer y sus cuatro hijos— ha tenido que dormir "como ha podido" en casa de un hermano. "Hemos estado todos apeletonados, durmiendo en el suelo, con colchones donde cabían", confirma.
La angustia no fue solo por la incomodidad. El miedo a lo que podría haber pasado sigue muy presente: "Lo peor hubiera sido que nos hubiera pillado dentro una desgracia. Damos gracias a Dios que estamos bien y que por lo menos podemos volver", asegura.
Uno de los vecinos, junto a la Policía Local de Zaragoza, volviendo a casa.
Aunque las viviendas estaban intactas, las familias se han encontrado con "polvo acumulado, neveras sin luz y un fuerte olor a cerrado". A Marcos, igual que al resto, apenas les dio tiempo de coger "lo indispensable" el día del desalojo. "Fue un momento, lo que nos dejaron, y salir pitando", señala.
No obstante, todos los familiares se muestran contentos de volver "a casa" porque "con una limpieza se arregla todo".
En total, ocho familias, unas 21 personas, vivían en el edificio afectado. Aunque confían en que "los de seguridad han hecho bien su trabajo", la sombra del edificio contiguo todavía planea sobre ellos. "Todavía quieren demoler el otro edificio y no sabemos cómo puede afectar al nuestro. Pero si nos han dicho que podemos volver, será porque es seguro", expone Marcos.
Otros afectados 526b5t
Marcos y su familia, residentes del edificio, no han sido los únicos afectados por el desalojo. Ahmad Rabeh y su mujer Hasna Satoual han tenido que cerrar durante dos semanas su frutería. Quince días en los que, tal y como asegura Ahmad, "han perdido mucho dinero".
En el interior de la tienda, ambos se encargan de limpiar el género estropeado, que ya presenta moho negro y algunos bichos. "Cuando nos desalojaron no pudimos sacar nada, ahora está todo completamente estropeado", lamenta el hombre, aunque se muestra feliz de poder volver a trabajar.
Ahmad Rabeh, limpiando su tienda después de dos semanas sin abrir.
El olor a cerrado no entorpece su labor: "Tenemos que sustituir ya todos los alimentos, queremos reabrir cuanto antes", explica el hombre. "Ya hemos perdido mucho dinero, este mes va a ser complicado", concluye.
La Policía Local, los Servicios Sociales se han presenciado para acompañar a los vecinos del inmueble, tras el aviso del Ayuntamiento. La normalidad, aunque polvorienta y con cierto temblor en las piernas, empieza a abrirse paso en la calle del Coso.