Existen lugares que, si bien no suelen ser muy conocidos, albergan unas auténticas maravillas de la naturaleza, como es el caso de la localidad de Moraira.
Situado en la provincia de Alicante, en plena Costa Blanca, Moraira es un antiguo pueblo de pescadores que ha sabido conservar su encanto tradicional a pesar del crecimiento turístico. Rodeado de colinas verdes y viñedos, este rincón del Mediterráneo combina el ambiente relajado de un pequeño pueblo con servicios de alta calidad y una belleza natural incomparable.
Lo que más destaca de Moraira son sus playas y calas de aguas cristalinas, muchas de ellas galardonadas con la Bandera Azul por su limpieza y servicios.
Concretamente, la Playa de l'Ampolla, la más conocida y accesible, es perfecta para familias por su arena dorada y oleaje suave. Para quienes buscan más intimidad, playas como El Portet, o la Cala Llebeig, accesible a pie o en barco, ofrecen una experiencia más salvaje y exclusiva. Tampoco te puedes perder la Cala Cap Blanc, la Cala L´Andragó y las calas de Les Platgetes.
Además de sus playas, Moraira cuenta con un castillo junto al mar, un encantador puerto deportivo y una excelente oferta gastronómica basada en pescados frescos y arroces. Considerada por muchos como la "joya escondida de Alicante", Moraira es sin duda un lugar ideal para desconectar, practicar deportes acuáticos o simplemente disfrutar de la tranquilidad del Mediterráneo.
Pueblo marinero 4o2128
Antes de convertirse en el atractivo destino turístico que es hoy, Moraira fue, durante años, un humilde y laborioso pueblo marinero. Sus orígenes se remontan a tiempos íberos y romanos, pero fue a partir del siglo XVI cuando comenzó a consolidarse como núcleo habitado, en parte gracias a su estratégica ubicación frente al mar y a la necesidad de vigilancia costera ante los ataques de piratas berberiscos.
Uno de los símbolos de este pasado defensivo es el Castillo de Moraira, construido a mediados del siglo XVIII para proteger la costa. Situado sobre una pequeña elevación junto a la playa, aún vigila silenciosamente la bahía, recordando aquellos tiempos en los que la vida junto al mar estaba marcada por el riesgo y la valentía.
La pesca fue durante generaciones el motor económico del pueblo. Las familias vivían del mar, saliendo en sus modestas embarcaciones al amanecer y regresando con redes llenas de pescado que luego se vendía en la lonja local o se intercambiaba con pueblos del interior. La almadraba, una técnica de pesca tradicional para capturar atunes, tuvo gran importancia en la zona durante siglos.
Moraira forma parte del término municipal de Teulada, localidad vecina situada en el interior, y ha funcionado a lo largo de la historia principalmente como su puerto natural. A lo largo del tiempo, fue desarrollando una identidad propia ligada a la vida marinera: estrechas callejuelas, casas blancas, barcas varadas en la orilla y un profundo respeto por el mar como fuente de sustento y cultura.
Aunque la llegada del turismo en la segunda mitad del siglo XX transformó su economía, Moraira ha sabido conservar su esencia. El puerto pesquero todavía sigue activo en la actualidad, compartiendo espacio con un moderno puerto deportivo, y muchas familias locales mantienen vivas las tradiciones marineras a través de fiestas, gastronomía y relatos transmitidos de generación en generación.