Alicante
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De todos los castillos de la provincia de Alicante, el de Pego, conocido como el Castillo de Ambra, es uno de los más desconocidos no solo por los turistas, sino por los propios alicantinos.

Sus orígenes están nada menos que en el siglo XIII. Para llegar se puede preparar una ruta senderista sin dificultad y de tan solo unos tres kilómetros.

El Castillo de Ambra es una construcción islámica que se puede divisar desde lejos en lo alto de una cresta, donde se puede disfrutar de unas grandes vistas que son aprovechadas por senderistas y fotógrafos para capturar el Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva.

"Del Castillo de Ambra encontrarás un buen número de restos, que se van extendiendo por la cresta de la montaña. Murallas, torres, antiguas viviendas en las laderas... Muchas de ellas están derruidas pero aún puedes hacerte una idea del aspecto que tuvo el conjunto", señalan desde Turisme Comunitat Valenciana.

Esta fortaleza ofrece un viaje al más profundo del epílogo musulmán en tierras valencianas. El Castillo de Ambra es uno de los tantos castillos islámicos del territorio valenciano que sirvieron como lugares de hábitat y/o refugio a cargo de las comunidades rurales, con un carácter no feudal y que fueron objeto de transformación y destrucción después de la conquista.

Antiguos historiadores databan la construcción del castillo entre los siglos IX-XI, pero las últimas investigaciones y excavaciones arqueológicas la datan de principios del siglo XIII.

Los escombros del castillo se levantan sobre una cresta rocosa formada por los contrafuertes septentrionales de la Sierra de Mediodía, delimitando el valle de Pego por el sur. Se levanta a una altura de 264 metros sobre el nivel del mar y su construcción se adapta perfectamente a la orografía abrupta y rocosa de la montaña de Ambra.

El castillo es una construcción islámica tardía, que empieza hacia principios del siglo XIII, producto del miedo de los musulmanes ante la amenaza de conquista feudal. Lo más destacado es la poca durabilidad que tuvo el castillo (1220-1280), explican desde el Ayuntamiento de Pego.

Aunque el castillo se encuentra en relativo buen estado, la intensa tarea de abancalamiento y la acción erosiva de los agentes atmosféricos han castigado mucho las construcciones.