
Oceane y Ahmed sostienen imágenes de los hijos de sus familiares en Gaza. Jorge Verdú 2u3258
La lucha de Ahmed para rescatar a su familia de Gaza desde Alicante: "Ven la muerte todos los días" 445h
El gazatí ha perdido a más de 50 parientes por los ataques de Israel a civiles y está recaudando dinero para poder a sacar a su hermano y a sus sobrinos. 3g105p
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Ahmed es una víctima más del conflicto palestino-israelí. No ha sido herido por las bombas, ni siquiera estaba en Gaza cuando comenzaron los ataques, sino en Alicante. Pero se define como un "muerto en vida" hasta que no pueda sacar a su familia de la Franja.
El gazatí salió de Gaza en 2018 y llegó a Alicante tras cruzar medio mundo, pero su familia quedó encerrada con el inicio de los ataques israelíes en octubre de 2023.
Ahmed, a sus 39 años, ha perdido a unos 50 familiares, el último de ellos un día antes de conceder la entrevista. De ellos, 38 eran niños menores de 12 años que murieron por los bombardeos indiscriminados contra la población civil.
Ahmed, quien trabaja en el aeropuerto de Alicante-Elche, y su pareja Océane, una trabajadora social mitad sa, mitad española, iniciaron una campaña solidaria para recaudar el dinero suficiente para salvar a su hermano Abdo, su esposa Haneen y sus sobrinos Mohamed y Ahmed, de tres y un año.
La pareja, con pañuelos palestinos en el cuello y joyas palestinas en las manos, cuenta a EL ESPAÑOL de Alicante el drama que vive a diario su familia en lo que definen como un "genocidio" que ha causado más de 54.000 fallecidos.
"Como cualquier familia, tenían metas, sueños y un hogar. Todo eso quedó truncado cuando su casa fue bombardeada al inicio de la guerra", señala Ahmed.
Tras ir cambiando de ubicación ante los avisos de bombardeos y cansados de los engaños de los agresores, han decidido montar una tienda de campaña donde estaba la casa familiar y esperar a tener de lado el azar.
"Todos los días ven la muerte pasar al lado de ellos, ya la han asumido. Lo único que pide mi hermano es que, si mueren, quieren morir todos juntos", cuenta el gazatí.

Un sobrino de Ahmed rodeado de edificios destruidos.
Ahmed apunta que le ha prometido a su hermano que, si muere, él y Océane se harán cargo de sus hijos. "Nadie sabe quién va a morir primero. Su hijo de 18 meses ha sido herido tres veces", explica.
Salir de Gaza 3p2w5x
El cerco israelí evita que nadie pueda salir de la Franja de Gaza, ni siquiera mediante las mafias que utilizaban los pocos gazatíes que se podían permitir los alrededor de 10.000 dólares que cuesta la vía de escape para adultos y los 5.000 para niños, a través de Egipto.
La desesperación de Ahmed le llevó a publicar una campaña en el portal GoFundMe para reunir los 45.000 dólares que costaría sacar a su familia y enviarles ayuda.
"Es un camino difícil, pero no imposible. No puedo quedarme de brazos cruzados. Si no intento ayudarlos, mi conciencia nunca estará en paz", reza el texto de la campaña.
"Mi único deseo es volver a abrazar a mi familia y darles la oportunidad de vivir una vida digna. Quiero que mis sobrinos crezcan como niños, libres del peso del horror y el trauma que enfrentan ahora", continúa.
Sobrevivir 4b2060
Ahmed resalta que su familia ya no vive, sino que sobrevive con un calendario que se cuenta día a día, en el que el mañana ha pasado a ser un capricho de las probabilidades.
Océane y Ahmed envían dinero todos los meses para ayudar a que puedan comprar alimentos, pero no es suficiente.
"No entra ayuda humanitaria. Cogemos 100 o 200 euros todos los meses y se los enviamos, pero no podemos permitirnos más", sostiene Océane.
"Uno de los mayores problemas ahora es la desnutrición", apunta Ahmed. "Un kilo de arroz allí cuesta 10 euros si lo encuentras, y si está más lejos puede llegar a los 20".

La esposa del hermano de Ahmed, Haneen y sus sobrinos, Mohamed y Ahmed, en Gaza.
"A mis sobrinos ya se les marcan las costillas y no tienen agua limpia desde hace cuatro meses porque la han contaminado", lamenta.
Tampoco tienen luz más allá de la que generan las lámparas con baterías, por lo que tienen que soportar la oscuridad de la noche mientras escuchan las bombas.
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"Los palestinos que viven en la diáspora ahora mismo son muertos en vida", resalta Océane. Ahmed es un claro ejemplo de las otras víctimas del ataque, las que llevan las heridas por dentro.
El gazatí afincado en Alicante confiesa que vive pegado al teléfono para leer, ver y escuchar las últimas noticias de los ataques.
"Cuando tengo un descanso en el aeropuerto salgo a escuchar las noticias y, cuando llego de trabajar, mi familia duerme, pero yo me quedo escuchando las noticias con los auriculares".
Esta sensación de incertidumbre hace que su día a día sea una tortura silenciosa. Para estar al corriente de las víctimas, sigue medios locales y grupos en redes sociales donde se comparten los nombres de los cuerpos identificados.
"La presión que tengo intento no sacarla. El último familiar asesinado fue hace un día: murió mi primo, un tutor en un colegio, junto a sus hijos y su mujer. Y también otra prima con sus dos hijos", recuerda.
Por otro lado, el objetivo alternativo para salvar a su familia sería conseguir la reagrupación familiar. "Lo que pasa es que es muy complicado porque ahora mismo no hay consulado. Pero hacemos un llamamiento a cualquier persona que nos pudiese ayudar desde Extranjería", concluye Océane.